Pan con
tortilla
Ramón Díaz-Marzo
HABANA VIEJA, abril (www.cubanet.org) - Después del derrumbe de las
torres gemelas del Word Trade Center de New York la economía cubana dio síntomas
de resentirse como le ocurrió al resto del mundo.
En los primeros meses desaparecieron de los establecimientos estatales el
pan con croqueta, el pan con pasta, el pan con un objeto duro que nombran "frita";
y el huevo de gallina desapareció hasta de las tiendas área dólar.
Sin embargo, en las últimas semanas hay ciertas muestras de
recuperación. El pan con croqueta, el pan con pasta, y hasta el pan con
guayaba, han recuperado su protagonismo habitual, pero con una diferencia: En
los establecimientos estatales del centro de la capital están ofertando
pan con tortilla.
En efecto, aunque todavía en los establecimientos de área dólar
no se está vendiendo el huevo al precio de 0.10 centavos de dólar
como ocurría antes del 11 de septiembre del año 2001, en el
sistema de Libreta de Racionamiento le están vendiendo a cada persona una
vez al mes la cantidad de 8 huevos al precio de 0.15 centavos en moneda
nacional.
Pero este artículo tiene como objetivo tratar el asunto de los huevos
en Cuba desde otro ángulo.
El pan con tortilla que los establecimientos estatales están
vendiendo por valor de 3 pesos (moneda nacional) lleva implícitas las
leyes inevitables del socialismo o el sociolismo.
Este reportero, que como cualquier otro ciudadano tiene que comer para
vivir, recientemente ha solicitado en horas de la mañana en diferentes
centros gastronómicos de la capital un pan con tortilla. En el momento en
que me han servido el pan con tortilla he tenido el trabajo de abrir el pan y
sostener lo que se supone es un huevo convertido en tortilla entre el dedo
pulgar e índice de mi mano derecha, y he descubierto un pedazo de
tortilla que de ningún modo es un huevo entero. Es decir, se trata de una
tortilla con trampa.
En los diferentes establecimientos, durante varios días para estar
seguro, he confirmado que a la tortilla le falta un tramo. He estado calculando,
"a ojo de buen cubero", que no se trata de la mitad de una tortilla,
como era práctica habitual antes del Período Especial, sino que
simplemente le falta un tercio. Mas como la tortilla es redonda, no me explicaba
cómo efectuaban la reducción.
En uno de esos establecimientos "di bateo" (protestar en el argot
popular). Entonces vino el administrador y me explicó que el proceso de
hacer las tortillas lo hacen del siguiente modo: temprano en la mañana se
rompen varias decenas de huevo sobre un caldero que contiene yerbas y
condimentos agregados. Entonces revuelven y baten bien todos esos huevos. Los
que hacen la tortilla tienen un pequeño envase de aluminio que es la
medida de un huevo, según la norma del Ministerio de Comercio Interior.
¿Ya comprende el lector donde radica la trampa?. El envase que hunden
en la olla para luego depositarlo sobre la sartén con la grasa caliente
no lo llenan hasta donde indica el reglamento, sino que lo llenan un poco por
debajo de la medida. Es lo mismo que hacían o hacen los cantineros cuando
te tumban un poco de ron con el famoso vasito medidor de tragos.
Ya sé que esto es muy difícil de entender en el extranjero,
pero en Cuba es el TUMBE (robo sin fuerza) el modo que tienen los trabajadores
asalariados del Estado Socialista de recuperar para sí lo que un pobre
sueldo les impide conseguir.
Mientras no se restablezca la propiedad privada, el TUMBE será una práctica
habitual, generalizada, e inevitable, de los trabajadores cubanos.
Ramón Díaz-Marzo es el autor de la novela "Cartas a
Leandro", publicada por CubaNet.
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