Ricardo Gonzalez Alfonso.
El Nuevo Herald,
abril 16, 2002.
Continuamos con el cuestionario y las respuestas de Vladimiro Roca desde la
prisión de Ariza, en Cuba.
¿Cuál ha sido su día más difícil en la cárcel
y, si ha tenido alguno feliz, cuál fue y por qué?
El día más difícil fue el miércoles 19 de
noviembre de 1997 cuando ingresé en la celda de seguridad No. 23 de la
prisión de Ariza, pues el lugar no parecía una sección de
celdas, sino de jaulas para encerrar a animales salvajes.
Verme en esa celda tan estrecha, sucia y maloliente, sin más
pertenencias que una toalla, mi Biblia, dos pañuelos, dos calzoncillos,
un jabón de baño y otro de lavar, un tubo de pasta dental; las
ropas de preso (dos shorts y dos camisas sin manga), un tablero de bagazo y un
colchón de flor de agua con forro de saco de yute, llenos ambos de
chinchas, y una sábana; realmente no creí que pudiera aguantar por
mucho tiempo. Sin embargo, oré a Dios y le pedí ayuda y, ya ves,
pasé los dos años y casi seis meses en las celdas y estoy a punto
de extinguir la sanción completa.
El día más feliz fue el jueves 24 de septiembre de 1999, día
de la Virgen de la Merced, patrona de los presos, que recibí el
sacramento bautismal. Fue una feliz coincidencia.
Durante su infancia usted recibió una educación atea, pero ya
adulto se convirtió al catolicismo. ¿Qué vivencias
determinaron ese cambio?
Yo no diría que recibí una educación atea, pues aunque
mi padre no era creyente respetaba las creencias de todos, y en particular de
mis abuelos, que sí creían, sobre todo de mi abuela materna, que
vivía con nosotros y era católica practicante. Mi padre además
me enseñó que para negar la existencia de Dios había que
tener evidencias irrefutables y yo no las tenía. Por tanto, considero que
en aquella época era no creyente.
Las vivencias que determinaron mi cambio fueron: en primer lugar, la búsqueda
del amor en oposición a la política de odio que promovía y
promueve aún, según mi criterio, el gobierno cubano, a veces
directamente, otras veces a través de terceros. Esta búsqueda me
llevó a encontrarme con Cristo y comprobar que era la máxima
expresión del amor. Después hice un análisis retrospectivo
crítico de mi vida y pude darme cuenta de cuántas veces había
estado Dios en mi camino, ayudándome y salvándome la vida en tres
ocasiones. Lo demás fue comenzar a leer y estudiar la Biblia y
compenetrarme con la enseñanza de Cristo.
¿Cuál es el primer recuerdo que tiene de su padre y cuál
el último? ¿Han influido esas experiencias en estos momentos en que
se halla en prisión?
Decir cuál es el primer recuerdo que tengo de mi padre no sería
real, pues son tantos y están tan lejanos en el tiempo, que no puedo
hablar con precisión. Te puedo decir cuál recuerdo de él me
viene más a la mente. Fue una vez que regresé a la casa hablando
mal de una persona, el nombre no interesa, y mi padre, al oírme, me
preguntó que por qué yo hablaba así de esa persona y le
respondí que porque un amigo mío lo había dicho. Ahí
me dijo que antes de hablar mal o dar criterios sobre alguien o sobre algo había
que estar seguro de lo que se decía y que no me podía guiar por lo
que otros dijeran, sino por mi criterio, y que debía estar fundamentado,
que de otra forma sería un monigote de las opiniones de los demás;
que investigara y aprendiera a analizar y a formarme mi propio criterio y que lo
defendiera mientras no me demostraran que estaba equivocado. Sobre los recuerdos
más recientes, también te refiero el que más a menudo
recuerdo. Fue a raíz de aprobarse el código civil nuevo, que yo lo
leí, y le dije que no servía, pues tenía muchas
incongruencias en lo relativo al derecho de propiedad y las relaciones
individuos particulares-empresas estatales; que era tan raro y complicado que no
se entendía. Su respuesta fue: "El código civil y las leyes
actuales tienen, es verdad, muchas deficiencias, pero había que sustituir
el viejo código del siglo XIX, que no se avenía a las nuevas
condiciones. En las leyes actuales existen elementos para que los que vienen
detrás las mejoren''.
Ambos recuerdos han influido en las decisiones tomadas respecto a mi camino,
me ayudan mucho en la actualidad y creo que siempre influirán en mi vida.
Falta una pregunta: ¿qué hará Vladimiro Roca cuando sea
excarcelado? La respuesta la dará en libertad.
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