A paso de
bastón: nuevos anglicismos
Manuel David Orrio, CPI
LA HABANA, abril (www.cubanet.org) - No sólo es el desmadre ortográfico
nacional y su protagonismo por parte de los policías una de las
manifestaciones principales del maltrato al idioma castellano en Cuba, por estos
tiempos de las mesas redondas televisadas del gobierno de Fidel Castro (signadas
por el nacionalismo a ultranza) se vive en una cotidianidad donde una general
incultura lingüística conduce al empleo creciente, desbordado, de
misteriosos neologismos y disparatados anglicismos.
Curiosidades isleñas, curiosidades. Si por un lado el gobierno de
Castro parece más publicitar el disfrute de una cultura, por razones políticas,
que emplearse a fondo en lograr para todos los cubanos una asequibilidad real a
los tesoros del arte nacional y mundial, por el otro la población, muchas
veces escapando de la constante ideologización televisiva, busca medios
de acceder a literaturas y artes no a su fácil alcance, para así
crearse a nivel de la sociedad un movimiento subterráneo que no siempre
conduce al goce de lo realmente bello e imperecedero. El cubano de hoy trata de
huir de las monsergas políticas en su mundo real, pero no siempre logra
encontrar el mejor oasis cultural.
Estas tensiones se desenvuelven en ausencia de la crítica orientadora
y bajo el peso significado por el lastre de las deficiencias del sistema de
instrucción pública de Cuba, donde el simple y comprobado hecho de
la crisis ortográfica evidencia la acumulación de las carencias.
A confesión de parte, relevo de pruebas. Hasta el propio Fidel Castro
ha reconocido la existencia del desmadre ortográfico. Y, como se sabe,
mala ortografía equivale a mala escritura, y mala escritura es sinónimo
de pobre hablar, lo que a su vez avisa de las deficiencias del pensar.
Barbarismos y neologismos hacen de las suyas en el habla y la escritura del
país, mientras que la dolarización y la globalización ya
comienzan a introducir la peste de los anglicismos. Por supuesto, ni el trasiego
de divisas ni este asunto de que el orbe se trnasmuta en aldea son los culpables
profundos. La censura oficial, que por sí misma provoca crisis de la
cultura, es la auténtica responsable.
Barbarismos y neologismos parecen emerger del mundo marginal isleño,
pero el caso de los anglicismos es más sutil y, por lo tanto, más
peligroso. Hasta donde este periodista conoce, su origen principal se encuentra
entre la intelectualidad de Cuba, principalmente en esa intelectualidad técnica
y científica que de modo creciente accede a las técnicas de la
informatización.
Parece asombroso, mas lo cierto y lamentable es que los ingenieros y técnicos
cubanos, en vez de emplear para sus jergas del oficio las simples expresiones
castellanas que se encuentran en el primer diccionario a la mano, usan
disparatados anglicismos cada vez más frecuentemente.
Cualquier cercano a la computación ha escuchado los términos "log
in" o "log on", los que significan en castellano entrar al
sistema. Sus antónimos son "log off" o "log out", que
a su vez quieren decir salir del sistema. Pues bien, los técnicos cubanos
ni entran ni salen: ellos se "logan" o "deslogan".
De idéntico modo, y es la ultimilla, no se accede a un sistema por
medio de una contraseña, sino que se "accesa" mediante un
password. O sea, que se transfiere al castellano el verbo inglés to
access y hasta se crea la monstruosidad fonética significada por el "yo
acceso", "tu accesas", "nosotros accesamos".
¿Por qué afirmo que aquí está lo más
peligroso?
Porque los expertos son mirados por su personal auxiliar como voces
autorizadas. Entonces, como en el caso del SIDA, se produce el contagio y uno se
encuentra un buen día con una operadora telefónica que trata con
cientos de personas en cada jornada diciéndole al infeliz mortal una
frase como esta: "Señor, usted no puede 'accesar' al sistema porque
su tarjeta de débito está vencida". Imperio de la barbarie,
pero ahora en inglés.
Entretanto, la vulgar propaganda política monopoliza los espacios de
difusión masiva, perfectos escenarios para enseñar el buen uso del
idioma materno. Aunque siempre me pregunto si no habrá en ello cierta
intención. Si usted habla bien, piensa bien. Y si los cubanos pensaran
bien seguro que hace rato se habrían quitado de encima al origen de
algunos malos y tristes pensamientos.
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