Sin dólares
no funciona
Claudia Vázquez Morales, Grupo Decoro
LA HABANA, abril (www.cubanet.org) - Cuando Noris recibió en su hogar
a la dentista, vio los cielos abiertos. Después de brindarle el obligado
café a la doctora, y responder a más de doce preguntas sobre los
datos personales de los habitantes de la casa, la esperanza de Noris comenzó
a desvanecerse. La invitación que esperaba para visitar la clínica
dental no llegaba, y decidió preguntar.
- Doctora, ¿usted cree que me puedan sustituir un diente de espiga que
se me ha paratido?
Según cuenta Noris, la doctora, con una calma espantosa, le respondió:
- No, no tenemos materiales por ahora. Pero si quieres, llégate a
esta dirección (le extendió un papel), ahí vive una
dentista particular que es buenísima y tiene de todo.
Noris quedó pensativa. Algo parecido le había ocurrido días
antes en la óptica de su municipio donde, por supuesto, no se encontraban
los espejuelos con la graduación que ella necesitaba. Le dijeron sin
rodeos:
- Señora, si quiere resolver, vaya a la óptica de Neptuno y
pregunte por Rigoberto, que por 25 dólares él hace los espejuelos
que necesita.
Noris es una cubana que no tiene familiares en el extranjero. Su salario
asciende a 171 pesos mensuales (aproximadamente 6 dólares), y vive con su
hijo que gana 148 pesos como almacenero, y con su madre, una anciana que recibe
una pensión de 80 pesos mensuales. Entre los tres no sobrepasan los 20 dólares
al mes.
Noris -según sus propias palabras- es muy curiosa, y visitó a
la dentista particular para estar al tanto de los precios. Se asombró de
la higiene y el buen trato y comentó en voz baja con los pacientes, la
diferencia entre esta consulta particular y las clínicas del estado,
donde siempre falta algún material indispensable para el trabajo, o la
luz y el agua.
La dentista privada le revisó la boca y le comunicó que tenía
tres muelas con caries. A lo que Noris respondió:
- Imagínate, en este año solamente dieron pasta dental en el
mes de marzo. La higiene bucal sin dólares no funciona.
Después de revisarse y escuchar los precios, Noris se despidió
con una sonrisa y prometió que regresaría pronto.
Pero no será posible. Ni ahorrando tres meses podrá solucionar
el problema de su diente y de las caries en los molares. El empaste cuesta dos dólares
cada uno, y cambiar el diente 5 dólares.
"La verdad -comenta Noris- es que no es fácil; lo último
que se puede ser en esta vida es cubana, vieja, casi ciega y sin dientes. Y para
colmo: no tener dólares".
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