No es un vínculo
lo que se necesita
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, abril (www.cubanet.org) - Los proyectos del régimen
cubano por controlar y hacer producir con eficiencia las zonas agrícolas
del país se pierden en el tiempo y el olvido.
El paso forzado de la gran empresa socialista agropecuaria a las
dependientes e ineficientes unidades básicas de producción
cooperativas dejó bien claro que la agricultura cubana necesita cambios
estructurales más allá de las tímidas transformaciones
realizadas en la pasada década.
Algunos artículos publicados recientemente en la prensa oficial dan a
entender que los campesinos y obreros agrícolas del país no aman
la tierra y que rechazan un vínculo más directo con ella.
¡Nada más lejos de la verdad!
El sector agropecuario ha sido, sin temor a equívocos, el escenario
de innumerables experimentos que han absorbido cuantiosos recursos y han dejado
no pocas frustraciones.
Los campesinos no han recibido la ayuda imprescindible, acorde con lo que
representan y aportan productivamente en renglones tan vitales para la economía
como el tabaco, la caña, el café, los cultivos varios y la ganadería.
Un reciente estudio de un tercio de las dos formas de cooperativas
existentes en el país (CPA y CCS) evidencia que en el 97 por ciento de
ellas faltan trabajadores.
Han pasado 47 años desde que, invocando el derecho del campesino a la
tierra se atacó un cuartel para acabar con el latifundio. Casi cinco décadas
después, nos falta todo lo que nos sobraba entonces, y han aparecido
problemáticas de las que difícilmente podrán salir los
campesinos si no reciben una importante cooperación foránea, pues
con lo del patio no se puede contar. El extenso latifundio estatal engulló
las más productivas y mejores tierras del país. No contento con
tener bajo su infeciente control más del 80 por ciento del área
agrícola nacional, el régimen ha redactado un anteproyecto de ley
sobre las cooperativas agropecuarias en el que prefija sus intereses, entre
ellos, el dominio de las posibilidades de mercado, y la totalidad del acopio de
lo producido.
Tales fines se encubren en una campaña sobre supuestos desvíos
de alimentos y el abastecimiento a la población.
Pero no existe ningún acápite en esa ley que comprometa al régimen
a entregar insumos suficientes a los pequeños y medianos productores, y a
otorgar créditos blandos y precios justos por las producciones, lo que
repercutiría en una elevada producción, y vincularía al
productor con su propiedad.
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