España
reconquista islas quinientos años después
Reinaldo Cosano Alén / CubaNet
LA HABANA, septiembre - Cristóbal Colón fue el primero. Más
de quinientos años después otros conquistadores hispanos las
redescubren y colonizan. Se trata de los integrantes de la compañía
hotelera hispana Sol Meliá, aunque es justo destacar que no es la única.
Por su fantástica belleza natural y clima bondadoso, Colón,
que las descubrió, en justa metáfora bautizó "Jardines
del Rey" al rosario de pequeñas islas y cayos sitos al norte de la
provincia de Ciego de Avila, preservados por millones de años a la
agresiva intromisión humana que ahora ocurre porque este tesoro natural
fue abierto por el gobierno de Fidel Castro a los inversionistas extranjeros,
con toda seguridad para la pronta recuperación del capital invertido y la
obtención de abundantes ganancias.
La cadena Sol Meliá ha puesto sus reales pies en la cayería
avileña, donde ya dispone de cuatro lujosos hoteles. En la licitación
y puesta en marcha de hoteles turísticos esta compañía
desplazó de los cayos a otras empresas hoteleras de renombre mundial como
TRYP y Ventaglio.
No hay quejas del trato que reciben los turistas foráneos, pero sí
del maltrato que se le da a los trabajadores cubanos, con el evidente visto
bueno del partner cubano.
El trabajador cubano está obligado a dar mucho de sí por muy
poco a cambio. Es tan pésima la consideración laboral con ellos
que las nóminas de Sol Meliá presentan la mayor inestabilidad de
fuerza de trabajo si se les compara con las de otras empresas hoteleras que
operan en la isla en contubernio con el régimen de Castro.
El maltrato a los empleados cubanos comienza con los bajos salarios, muy
inferiores a la media mundial del sector. No obstante, les descuentan dinero
hasta en un tercio por diferentes servicios que reciben incluido la transportación
diaria de ida y vuelta, en la que el trabajador invierte no menos de dos horas
por sobre el tiempo efectivo legal que se les paga, lo que es considerado por
especialistas independientes como una clara expoliación. Hay obreros que
a diario tienen que viajar hasta cien kilómetros. La gerencia española
contrata a la parte cubana este servicio de transportación de los
empleados.
Además, una humillante medida contra los trabajadores cubanos es que
no les permiten transitar libremente por sus cayos e islas, lo que sí
pueden hacer los huéspedes y gerencia extranjeros. Tampoco puede acceder
a las virginales islas ningún ciudadano cubano común, aunque
disponga de divisas para el pago de los excelentes servicios que se ofrecen,
todos en moneda extranjera. A no ser que se trate del niño-balsero emblemático
Elián González, su familia y altos funcionarios del gobierno y
partido comunista cubanos.
Por si fuera poco, al entrar y salir de sus labores cotidianas, los
empleados cubanos son cacheados, lo que constituye una humillación más.
Para ellos es casi como estar en prisión, pues son vigilados
constantemente.
Está prohibido entablar conversación que no sea la
estrictamente relacionada con el desempeño del empleo, mucho menos
amistad, con cualquier turista, porque se considera que ese trabajador puede
recibir influencias ideológicas negativas, o sea capitalistas, contrarias
a los dogmas del Partido Comunista de Cuba.
Sol Meliá es la principal firma extranjera de turismo en nuestro país.
De extranjeros y para extranjeros. Pero no es la única que maltrata con
estos y otros procedimientos a sus empleados cubanos pues todas, en alianza con
las compañías hoteleras del régimen de Fidel Castro, como
Gran Caribe y Cubanacán, tratan como seres inferiores al pueblo cubano en
su propio suelo.
En evidente acción, España reconquista islas cubanas
quinientos años después que Cristóbal Colón, al
pisar la isla mayor, exclamara: "Es la tierra más hermosa que ojos
humanos vieron".
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