El fantasma
de la óptica
Héctor Maseda, Grupo Decoro / CubaNet
LA HABANA, septiembre - Adquirir en Cuba un par de espejuelos con cristales
graduados por medio de los establecimientos y precios estatales, es tan complejo
y difícil como le pudiera resultar a cualquier persona sin entrenamiento
en las diez pruebas del declatón competir en esa disciplina del
atletismo.
Laura Pollán Toledo, de 53 años, hace cuatro que padece de
presbicia (limitación visual que padecen las personas mayores de 45 años
y que comúnmente llaman "vista cansada"), motivo por el cual
acudió al optometrista, donde le prescribiéndole los cristales que
requiere el caso para corregir el defecto.
"En febrero de 1998 -recuerda la señora Pollán- me dirigí
a la óptica El Almendares, ubicada en San Miguel 258 entre San Nicolás
y Galiano en Ciudad de La Habana, porque es la que me corresponde por el
municipio donde vivo. La empleada anotó mi nombre, dirección
particular y medida de los lentes solicitados. Al concluir sus operaciones, me
informó que en esos momentos no los tenían, pero que tan pronto
llegaran a la unidad me avisarían por correo".
Así, pasaron los años, y el aviso nunca llegó. La señora
Pollán se ha presentado más de doce veces en la óptica
desde que hace tres años y medio hizo la solicitud para comprar los
espejuelos.
"La respuesta -agrega la fuente- siempre es la misma: Me dicen que no
hay cristales porque no han entrado donativos del extranjero, que aún
atienden los casos de 1997, y que se me envió el aviso, pero que el
correo presta un servicio deficiente".
La señora Pollán expresó que aún espera porque
le vendan los espejuelos.
Persuadido este periodista de que no había llegado a la almendra del
asunto, el martes pasado me presenté en la óptica y solicité
una entrevista con la señora Guadalupe Ravelo, directora del
establecimiento El Almendares, y me fue concedida de inmediato.
"Dirijo el centro hace cuatro meses -declaró la funcionaria. El
mismo se convirtió en un complejo industrial al fundirse en uno solo las
seis unidades que atienden tres de los cuatro municipios más poblados del
país: Centro Habana, Habana Vieja y Cerro, con una población que
supera las 400 mil personas".
La directora de El Almendares añadió: "Hace cuatro años
aproximadamente que no recibimos asignación de cristales por el organismo
superior (el Ministerio de Salud Pública), el grueso de las donaciones
extranjeras que entran al país se destinan a los hospitales de la nación,
la parte que recibe esta unidad es muy pequeña".
Y más adelante, Guadalupe Rivero aseguró: "El grupo de
trabajadores que dirijo hace maravillas con máquinas que tienen alrededor
de cuarenta años de explotación, sin piezas de repuesto y muy poco
mantenimiento. Así, apenas se puede atender a los usuarios. Hasta junio
de este año había más de 147 mil solicitudes, sólo
hemos podido cortar 32 mil cristales dándole respuesta al 15 por ciento
de los servicios. Pero las solicitudes crecen geométricamente, mientras
los recursos sólo lo hacen en progresión aritmética. No
existe correspondencia entre ambos. No podemos hacer más en las
condiciones reales en que desarrollamos nuestras actividades".
Me retiré complacido por la gentileza con que me recibió la
funcionaria, pero como dato adicional debo señalar que durante nuestra
entrevista fuimos interrumpidos varias veces por clientes insatisfechos cuyas
quejas abarcaron desde tímidas protestas hasta violentas amenazas.
En realidad, ésta es la situación de la generalidad de los
cubanos, de los que cobran sus salarios o pensiones en moneda nacional, porque
los pocos que acceden al dólar pueden adquirir de inmediato sus
espejuelos en las ópticas dolarizadas del Estado.
Se debe tener en cuenta que la población cubana se hace más
vieja cada año, según datos gubernamentales acerca de la esperanza
de vida en el país (calculada en 74,6 años). Con el paso del
tiempo, si el gobierno de Fidel Castro no soluciona el problema, nos
convertiremos en el pueblo más inculto del planeta, al vernos
imposibilitados de leer, por falta de lentes graduados.
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