Disputa por
la basura
Jesús García Leiva
LA HABANA, septiembre - Uno de los acontecimientos ilustrativos de la Cuba
de hoy lo constituye la formación de microvertederos en toda la ciudad de
La Habana o, para ser más exactos, de casi toda la ciudad, pues los
puntos de concentración de turismo escapan a esta realidad que vive el
pueblo.
El discurso del bloqueo es una burla y, ante el cuestionamiento público
de los más osados, siempre aparece un inepto o un oportunista que trata
de justificar con palabras huecas -en el mejor de los casos- la mala gestión
de gobierno para la búsqueda de la solución definitiva a este
grave problema que afecta la salud y el bienestar de la población.
En el peor de los casos -y este método va en aumento- usan la coacción
política con frases como "es que tú no confías en la
revolución", tratando de dirimir la controversia ante el miedo del
ciudadano a ser "marcado" como disidente. Por fortuna, cada vez son más
las voces que se levantan -disidentes o simpatizantes de la disidencia- ante
este problema que ya hace crisis.
La población culpa a los servicios comunales como el responsable de
esta situación, constituyéndose en el inicio de este "ciclo"
de disputa, donde a su vez Comunales plantea no disponer de los recursos
necesarios para garantizar de forma regular y puntual la recogida de desechos, y
culpa a la empresa de saneamiento por la no recogida de la basura acumulada. Por
su parte, esta empresa también se defiende con similar argumento y culpa
a la gente de cochina por votar sus desechos a la calle, cerrándose el
ciclo.
Nunca se hace alusión al único y gran culpable. Ni los
servicios comunales ni la empresa de saneamiento son privadas. Todos sabemos que
son empresas estatales que responden por su funcionamiento ante el gobierno, que
como suministrador de todos los bienes sociales es el encargado de controlarlas
y supervisarlas. Cualquier planteamiento verdaderamente crítico que
involucre al gobierno, constituye delito en Cuba.
Parece que este "administrador" no hace uso eficiente de todo el
personal calificado a su disposición para la búsqueda de
soluciones razonables y planificadas. O pudiera pensarse que les interesa
mantener el descontrol.
Desconozco la cantidad real de recursos de que dispone el gobierno, pues ésta
nunca se publica, pero me parece muy irracional que ante la carencia tan aludida
a cada momento, no se pueda planificar una recogida semanal de basura
previamente concertada con la población, en puntos de la ciudad y a horas
bien determinados, en que los vecinos puedan echar sus desechos directamente en
la pala de la grúa y de ésta al camión, velando así
por la limpieza de nuestras calles y eliminando de esta forma el despilfarro de
combustible, piezas, tiempo y esfuerzos.
La "revolución" se ha caracterizado por dar rápidas
soluciones a las grandes crisis. En esos momentos aparecen como por arte de
magia recursos. Prefiero ser optimista y pensar que el gobierno escuchará
nuestras voces, sin discernir entre simpatizantes o disidentes, y no espere un
brote de leptospirosis, dengue, o cualquier otra enfermedad para solucionar el
problema.
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