Batalla de
ideas
Amarilis Cortina Rey, Cuba-Verdad / CubaNet
LA HABANA, octubre - La noticia la escuché mientras estaba en casa de
una amiga. Ella estaba en la cocina tratando de ablandar unos frijoles para la
cena. Entonces el hombre pasó vendiendo pasta de chorizo, que en honor a
la verdad tenía excelente olor.
"¡Mira, compra la pasta de chorizo. Esta sí es la batalla
de ideas. Cómprala y te haces la idea que estás comiendo chorizo!"
-pregonaba el vendedor ambulante.
"Oye, ¿cómo es eso de la batalla de ideas?" -le
preguntó alguien.
El vendedor explicó: "Aquí te venden los cuadritos de
pollo para que te hagas la idea que comes pollo, te venden el picadillo de soya
para que también te hagas la idea que comes carne... aquí todo
depende de la idea que te hagas de cada cosa..."
La frase más citada en la Cuba de estos tiempos es "la batalla
de ideas". Fue ideada por el gobierno para hacer movilizaciones, marchas y
protestas contra un enemigo que nunca ha atacado y en el que mucha gente ya no
cree.
Sin embargo, la verdadera batalla de ideas se libra cada día en los
hogares cubanos, exactamente en las cocinas, porque después que se acaban
las seis libras de arroz y las pocas onzas de frijoles pér capita que
venden por la libreta de racionamiento, entonces, ¿qué comes? Ahí,
precisamente, empieza la batalla de ideas.
El gobierno culpa constantemente al "bloqueo de Estados Unidos a Cuba"
de las necesidades que sufre el pueblo, mientras la gente se pregunta si hay que
importar productos como malanga, yuca, calabaza, boniato, ñame, maíz,
frijoles, frutas, vegetales y otros que ahora mismo cosechan, en reducidas
cantidades, los campesinos particulares. ¿Acaso estos productos
agropecuarios no mitigan el hambre de cualquier persona?
Estos campesinos venden parte de sus cosechas en los mercados agropecuarios,
pero como su producción es limitadísima los precios son muy altos.
El mercado agropecuario o agro hace algunos años fue prohibido por el
gobierno de Fidel Castro, pero después la realidad le obligó a
permitirlo.
La pregunta sin respuesta es cómo unos pocos guajiros que apenas
tienen tierra pueden producir tanto, en comparación con el Estado
socialista, que tiene casi todo el territorio nacional y no produce casi nada.
Otro aspecto del asunto es que lo poco que produce el Estado éste lo
destina para el sector del turismo extranjero. Por tanto, los restaurantes en dólares
exhiben en sus cartas del día todos los alimentos que se le dice al
pueblo que no hay "por culpa del bloqueo imperialista".
Sí, de verdad que aquí se libra tremenda batalla de ideas. Hay
que idear qué comer y cómo conseguir dinero para comprar alimentos
a sobreprecio en la bolsa negra. Esta vital actividad diaria anula de hecho
cualquier otra motivación e inhibe la mente de los cubanos.
El ejército que libra esta batalla de más de 42 años no
está compuesto por soldados con fusiles automáticos, sino por amas
de casa y viejos trastos de cocina, pero no deja de ser violenta y dolorosa.
La paz pudiera llegar fácilmente si se sigue el consejo de un viejo
campesino de Managua: "Que nos dejen sembrar, que nos dejen vender, y en
Cuba habrá suficiente comida".
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