Lourdes se
quedará sorda
José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad / CubaNet
LA HABANA, octubre - Según se divulgó por diversas agencias de
prensa Vladimir Putin, el presidentes de Rusia, anunció que el centro de
escucha radioelectrónico de Lourdes será retirado de Cuba a partir
del primero de enero de 2002.
El gobierno de Fidel Castro, por su parte, en nota de prensa publicada el 18
de octubre en el periódico Granma protestó contra la decisión
de Putin. En este escrito se afirma que no está cancelado el acuerdo por
el cual se ha mantenido en el Caribe durante 37 años esa "gran oreja
rusa" -que también fue soviética por mucho tiempo.
A través de esta nota, por vez primera y de manera oficial, los
cubanos nos enteramos que Rusia está logrando éxitos económicos.
Sin embargo, hasta hace poco los medios de prensa de la isla aseguraban que el
pueblo ruso sufría graves penurias porque el socialismo ya no estaba
presente allí.
Evidentemente, desde el punto de vista económico cerrar la base
militar de Lourdes -¡los rusos pagan 200 millones de dólares por su
permanencia en la isla!- es extremadamente preocupante para el régimen de
Castro, cuya economía es endeble.
Pero desde el punto de vista político la decisión del gobierno
ruso -me atrevo a asegurarlo- es para el gobernante Castro como un golpe de
Estado.
El mensaje de Putin es interpretado por muchos acá de la siguiente
manera: Rusia se une a Estados Unidos, y se sabe muy bien que Estados Unidos
quiere que Cuba sea libre.
Desde mi punto de vista, la democracia toca a la puerta de Cuba. La situación
actual es diferente a la fórmula que se plantearon los jerarcas
comunistas de la isla, según la cual Estados Unidos normalizaría
sus relaciones con Cuba en vida de Castro.
Los comunistas cubanos lo que tienen que hacer, ¡y rápido!, es
aprovechar la ocasión y realizar cambios internos. Esto sería
bueno para el pueblo, y mucho mejor para ellos.
Hace años, cuando aún existía el bloque socialista,
alguien que no recuerdo expresó que la solución del problema
cubano pasaba por Washington y Moscú. Esta afirmación -aunque a
veces no es fácil digerirla, se vislumbra- comienza a tomar cuerpo, en
este asunto de la base militar de Lourdes. Yo lo creo así.
La decisión del presidente ruso, que a todas luces es irrevocable a
pesar de las protestas del régimen de La Habana, de cerrar el centro de
escucha radioelectrónico marca un hito en la Historia.
Tal vez -por una de esas jugadas irónicas del destino- la "sordera"
de Lourdes ocasione que millones de personas echen a andar con rumbo diferente
al que le trazaron por más de cuarenta años.
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