CUBANET... INTERNACIONAL

Octubre 18, 2001



Ni raíz ni rama

Belkis Cuza Malé. Octubre 19, 2001.El Nuevo Herald

Soy una fanática de la ilustradora Mary Engelbreit, de sus tarjetas postales y de su revista Home Companion, dedicada no sólo al hogar, la decoración y la original obra de su fundadora y directora, sino a la "inspiración''. Cuenta la propia artista que su revista nació cuando una mujer le dijo: "Me gustaría vivir en sus tarjetas postales''. Y eso fue lo que hizo: creó una revista para meternos a todos de cabeza en sus ilustraciones. De modo que podamos beber de las fuentes de la niñez eterna, de la felicidad, de los sueños. Llenar la vida con colores, sabores, y la sensación de que vivimos en un mundo seguro, hermoso, lleno de seres humanos buenos y decentes; un mundo donde cada uno tuviese algún encanto particular, al margen de sus riquezas o sus capacidades, porque sólo cuenta la "inspiración''. En el mundo romántico de Mary Engelbreit todos vivimos arropados en noches de invierno, junto al fuego de las chimeneas, mientras que del horno se expanden los olores del pastel de manzana, cubriendo como un manto a la noche. O en verano, es la playa siempre de parasoles y castillos de arena al estilo de la arquitectura encantada de la propia Engelbreit. Tanto en sus tarjetas postales como en su revista, lo que prevalece es la idea de que la vida es siempre digna de ser vivida con amor, que la felicidad se encuentra con sólo destapar una caja de galleticas de crema, o en la seguridad que nos ofrecen los hogares estables, inspirados en épocas que parecerían el rompecabezas de la felicidad, o un sueño del que vamos a despertarnos en medio de las décadas de los treinta, los cuarenta, los cincuenta e incluso los sesenta.

Les hablo de todo esto, porque en el mundo de Mary no hay malvados ni demonios. Por supuesto, es un mundo idealizado, un mundo de tarjeta postal, un mundo artístico, hogareño y pulcro. Tampoco hay guerra, ni las personas que lo habitan han sido víctimas de atropellos, crímenes, o terrorismo. Y sin embargo, uno siente que el mundo de esa tarjeta postal, como le pidió aquella señora a Engelbreit, ha tenido hasta ahora visos de realidad.

El París de la Segunda Guerra Mundial, contemplado a través de las páginas de una edición conmemorativa de Vogue, y los escritos de muchos testigos, es el de una ciudad violada, una ciudad invadida por las alimañas fascistas. ¿Recuerdan sus uniformes? Hasta esa ropa perdió su gallardía en el caso de los nazis y de otros ejércitos deleznables, y sucede lo mismo cuando un soldado del demonio viste el uniforme. El crimen tiene pátina, va manchando la esencia de los cosas, va gravando con energía negativa, virulenta, punzante, cada ser que se envuelve en el ejercicio del mal. ¿Cuál es el rostro de Satanás? El de cualquier soldado que está a las órdenes del poder siniestro. Un rostro multiplicado, afacetado, lleno de odio.

Nosotros los cubanos vivimos desde hace 42 años sumergidos en la literatura territorial de un tirano. El es el autor de su propia ficción, él ha hecho realidad la fealdad de su reino, como un ilustrador canalla que estuviera empeñado en hacer sucumbir la belleza. No sólo ha empobrecido a sus habitantes, sino que ha traído la desgracia a cada hogar cubano. Y todas las plagas. No hay nadie feliz en los 111,111 kilómetros cuadrados de la isla. Nadie que pueda decir: ha valido la pena tanta mentira.

Si se mira bien, veremos que Fidel Castro ha arrastrado a Cuba muy lejos de este hemisferio; somos ahora más tercermundistas que nunca. Alguien me preguntó hace unos días cuál era la diferencia entre Castro y Bin Laden. Ninguna, supongo. Ambos sueñan con acabar con Estados Unidos, y si seguimos escarbando quizás logremos atar cabos de una misma madeja. Por ejemplo, ambos proceden de padres adinerados y mueven ejércitos de fanáticos. Y al igual que Bin Laden, Fidel Castro ha tenido su propio harem y nunca se conoce con certeza dónde vive, cuál es su casa, pues anda cambiando siempre de madriguera. Pero sobre todo, ambos se creen los elegidos de una cruzada "justiciera'' que no tiene más enemigo que uno: los Estados Unidos.

Es posible que Bin Laden y Fidel Castro hayan intercambiado mensajes en algún momento de sus monstruosas carreras, ya que de seguro sienten el uno por el otro una admiración secreta. ¿O acaso no comparten el mismo fanatismo? ¿Acaso Sadam Hussein no es amigo también y protector del tirano cubano, y viceversa?

Sé que los tiempos que vivimos no son ya como las tarjetas postales de Mary Engelbreit, pero al menos abrigo la esperanza de que más temprano que tarde, el averno se trague a los monstruos. Y vuelva a salir el sol en esas casitas donde la vida huele a rosas, a pan recién horneado; donde hay pájaros revoloteando en los árboles, y niños correteando en sus patines, y mujeres y hombres embelleciendo la vida con su trabajo y su amor por la humanidad. ¿Estoy soñando? ¿Parece ahora un imposible?

No, si estamos seguros de la justicia de Dios, seguros de que "viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa'', y "no les dejará ni raíz ni rama''.

BelkisBell@aol.com

[ TITULARES ] [ CENTRO ]

Noticias por e-mail

La Tienda - Books and accesories from CubaNet
Libros, posters y accesorios


In Association with Amazon.com

Busque:


BUSQUEDA

Búsqueda avanzada


SECCIONES

NOTICIAS
Prensa Independiente
Prensa Internacional
Prensa Gubernamental

OTROS IDIOMAS
Inglés
Aemán
Francés

SOCIEDAD CIVIL
Introducción
Cooperativas Agrícolas
Movimiento Sindical
Bibliotecas
MCL
Fraternidad de Ciegos
Seguidores de Cristo
Estudios Sociales

DEL LECTOR
Cartas
Debate
Opinión

BUSQUEDAS
Archivos
Búsquedas
Documentos
Enlaces

CULTURA
Artes Plásticas
Fotos de Cuba
Anillas de Tabaco

CUBANET
Semanario
Quiénes Somos
Informe anual
Correo Electrónico


CubaNet News, Inc.
145 Madeira Ave, Suite 207
Coral Gables, FL 33134
(305) 774-1887