Terror local
Lázaro Raúl González, CPI / CubaNet
HERRADURA, octubre - En este momento, cuando millones de personas están
consternadas por los sucesos del 11 de septiembre en Estados Unidos, los 10 mil
habitantes de Herradura, pueblo de la provincia cubana Pinar del Río,
viven su propio terror.
Mientras se sacan cadáveres y restos de las torres gemelas de New
York y los aviones bombardean puntos estratégicos de los talibanes en
Afganistán, en Herradura la gente teme que esta noche reaparezcan los
ladrones y se lleven pollos, recipientes de agua, bicicletas, cerdos, las yuntas
de bueyes o algún que otro cacharro de los patios de las viviendas de
esta zona. Cualquier objeto tiene valor ahora en el mercado negro.
El ambiente de terror se acentuó en las dos últimas semanas
después que bandas de delincuentes asaltaron el 7 de octubre dos
viviendas de esta zona. En ambos casos los rateros penetraron en los inmuebles
mientras sus moradores dormían y cargaron con todo lo que pudieron. Desde
equipos electrodomésticos y colchones hasta la ropa de un recién
nacido.
Una de las viviendas saqueadas está ubicada en la intersección
de las calles 21 y 30, justo al frente del centro de acopio estatal donde vigila
un custodio. La calle 30 es la principal arteria de Herradura.
La otra vivienda atracada radica en la céntrica calle 31, a sólo
unos metros de la estación de la policía. Aquí robaron en
el mismo horario en que agentes locales y fuerzas policiacas especializadas
procedentes de instancias superiores efectuaban una operación contra el
delito.
Qué le robaron a fulano o a mengano es el comentario recurrente entre
los habitantes de Herradura, donde la llegada del crepúsculo no inspira
poesías sino miedos.
Todos los residentes de este lugar están preparados para ser "la
próxima víctima" porque la amenaza de la delincuencia es tan
real como desprotegidos están los ciudadanos.
"La policía no hace lo suficiente por atrapar a los
delincuentes. Hace un año me robaron tres puercos, y hasta el momento las
autoridades no han hecho nada al respecto. Los policías cubanos sólo
son efectivos en los programas de la televisión", dijo una señora.
La mujer concluyó con la siguiente pregunta: "¿Cuándo
habrá autoridades en este país con el respeto necesario para hacer
cumplir las leyes?"
Sin embargo, el criterio que predomina en el sector policial es que ellos no
son los culpables de esta ineficiencia, sino los órganos de justicia. Según
algunas declaraciones obtenidas, "los tribunales deberían tener la
mano más dura con los malhechores".
Otros, como el campesino Juan R., opinan que el potencial delictivo
sobrepasa la capacidad de la policía. "¿Qué pueden hacer
tres o cuatro agentes contra cientos, probablemente miles de ladrones que hay en
esta región?", cuestionó el guajiro.
Es visible que la tétrica situación económica que
atraviesa la nación provoca que muchas personas cometan actos delictivos,
que luego se tratan de justificar con la conocida cláusula de: "Si
no robo, no como".
Según E. Morera, un joven profesional de Herradura, en medio del caos
y la miseria no hay lugar para el orden. "El actual estado socioeconómico
cubano es el caldo de cultivo ideal para las actividades delictivas. Sólo
la abundancia pondrá fin al problema", dijo.
Pero la mayoría de los encuestados sobre el tema consideran que ese día
no se vislumbra.
Por lo pronto, todos los residentes de Herradura que pueden se atrincheran,
levantan cercas, ponen rejas, adicionan trancas a puertas y ventanas, compran
perros guardianes, desconfían de su propia sombra y hacen rondas de
vigilancia nocturna. Ya nadie presume noches tiernas, sino que se espera lo
peor. No se han reportado aquí aviones desviados, ataques de ántrax
ni coches bombas, pero la gente de la zona está aterrorizada.
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