ZENIT. El mundo visto
desde Roma. 14 de Octubre de 2001
Intervención del obispo de Santa Clara
CIUDAD DEL VATICANO, 14 octubre 2001 (ZENIT.org).- Monseñor Marcelo
Arturo González Amador, obispo de Santa Clara, es el único
representante de Cuba en el Sínodo mundial sobre la figura del obispo que
se celebra este mes de octubre en Roma.
El pasado viernes, 12 de octubre, tomó la palabra para hacer resonar
el testimonio que en estos momentos la isla caribeña ofrece a la Iglesia
universal. Este es el resumen publicado por la Secretaría del Sínodo
de los obispos.
* * *
Procedo de una Iglesia pequeña, que ha tenido que fijar su mirada en
el Traspasado, en el Cristo doliente y Resucitado, para encontrar en ella razón
de su ser, la fortaleza indispensable en medio de las pruebas y la paciencia
necesaria para vivir en la esperanza, asumiendo cada instante de su historia
como tiempo de gracia, hora de Dios.
Mi reflexión nace a partir del número 9 del «Documento de
trabajo» («Instrumentum Laboris»): el nuevo rostro del obispo.
Todo esto me lleva a pensar en cinco aspectos.
1. Somos los hombres de Dios y los hombres nos quieren como Dios: Santos.
Ellos nos buscan para encontrar en nosotros lo que no pueden encontrar en otros,
a Dios; quieren que les hablemos de Dios, con nuestra experiencia, y quieren que
le hablemos a Dios de ellos.
2. Nos quieren ver totalmente libres, sin dependencias ni ataduras, sin
sumisiones ni filiación a poder alguno, a nadie; sin condicionamiento y
manipulación de ningún tipo. Es decir, nos quieren totalmente
distantes de los poderes políticos y económicos, plenamente a
disposición de Cristo, Única fuente de salvación
3. Los fieles nos quieren hombres capaces de iluminar los criterios y aunar
las voluntades, es decir, de crear un ambiente de consenso.
4. La vida cotidiana nos lleva a estar en relación con todos los
hombres. Este pueblo espera de nosotros la delicadeza ante toda miseria humana y
la valentía de defender los derechos de todo hombre, por los medios legítimos
y sin intenciones torcidas, sin esperar a cambio recompensa ni protagonismo.
5. La Iglesia, y nosotros pastores los primeros, estamos llamados a dar
pasos concretos, a tener gestos bien marcados de apoyo y acompañamiento a
todos, pero bien en particular a las personas que viven en situaciones límites
y difíciles.
Finalmente, quiero manifestar al Santo Padre la gratitud de la Iglesia
cubana por su persona y por su entrega constante de cada día. Gracias por
aquellos cinco días del mes de Enero de 1998, cuando pisó suelo
cubano como «Mensaje de la verdad y la esperanza». Y aprovechar esta
oportunidad para agradecer a todas las Iglesias hermanas el apoyo que han
brindado a la Iglesia que vive en Cuba. |