Vivir en
guerra
Amarilis Cortina Rey, Cuba-Verdad / CubaNet
LA HABANA, octubre - Los que den por cierto lo expuesto en la "mesa
redonda" televisada del 2 de octubre sólo pueden pensar que la
humanidad se encuentra sobre un volcán próximo a entrar en erupción,
y que el futuro de los países subdesarrollados es incierto, miserable,
calamitoso.
El que se guíe por las opiniones de los periodistas que integraron el
panel de ese programa televisivo, quienes paradójicamente acceden a toda
la información sobre el asunto, sólo podrá concluir que el
gobierno de Estados Unidos es el irresponsable que lanzará bombas a
mansalva y ocasionará víctimas inocentes por doquier.
En esa "mesa redonda" se dijo que las pruebas presentadas contra
bin Laden carecen de fundamentación, que los israelitas posiblemente
estaban al tanto de que acontecerían los ataques terroristas del 11 de
septiembre contra Estados Unidos, y que los pueblos del mundo -principalmete los
arábes- protestan en las calles de sus países por la "agresión
de los países poderosos".
¡Qué suerte tienen esos países del mundo en los que se
puede protestar y cada quien gritar en las calles lo que piensa, sin que su
gobierno ordene a su policías políticas que reprima tal
manifestación!
Pero, pese a las "mesas redondas" y al régimen
antiestadounidense que prevalece en nuestro país, la generalidad de los
cubanos han sentido en carne propia los ataques terroristas contra Estados
Unidos, porque además de la cercanía geográfica y de los
miles y miles de compatriotas radicados en ese territorio, el cubano de estos
tiempos es cada día más pro estadounidense.
Este fenómeno quizás se debe a que de tanta propaganda política
contra Estados Unidos que ha difundido el régimen de Fidel Castro, los
cubanos desarrollaron una especie de mecanismo de defensa o de rechazo por el
cual visualizan al pueblo y al gobierno de EE.UU como a dioses.
Por tanto, muchos cubanos opinan que todo lo que viene del vecino del norte
es bueno, y ésta pudiera ser una de las razones por las que numerosos
compatriotas han dejado sus vidas en el intento de llegar por mar al territorio
estadounidense.
Pero como los medios nacionales -todos en control del Estado socialista-
ocultan las informaciones que no estén acordes con la política
editorial del dueño de los mismos, la población sólo tiene
acceso a la versión manipulada de los hechos y no puede confirmarlas o
desmentirlas con ninguna otra fuente.
Sin embargo, el público nacional no se deja vencer y aprendió
a leer entre líneas o a interpretar entre frases los editoriales de los
periodistas dependientes del gobierno que les paga, método por el que
casi siempre llega a conclusiones diferentes a las de los voceros oficiales.
El gobierno de Castro bloquea las informaciones o las manipula a su
conveniencia, pero el pueblo trata de burlar este monopolio, para lo cual ha
usado y usa toda su creatividad. Esta pugna devino en guerra peculiar, sui
generis.
No hace mucho el régimen tuvo que realizar tremendo operativo
policiaco contra la población porque aumentaba de manera vertiginosa el número
de cubanos que disponían de antenas de UHF (de fabricación
artesanal) por las que accedían principalmente a los canales 23 y 51 de
Estados Unidos.
Aunque le parezca increíble a los ciudadanos que viven en países
democráticos, el gobierno de Castro usó la fuerza y acabó
con las antenas de UHF. En Cuba está prohibido acceder a cualquier
información que no provenga del Estado socialista, hay que creer
ciegamente en la versión de éste. ¿Por qué?, preguntan
muchos nacionales.
Luego de la lucha por la sobrevivencia diaria, principal actividad nacional
que se traduce en buscar alimentos o los dólares para comprarlos, los
cubanos comentan entre sí y tratan de buscar información que no
provenga de los medios gubernamentales para saber qué sucede en el
exterior.
En este instante, las preguntas del momento son: "¿Qué
opinas de lo que pasó en Estados Unidos? y "¿Cómo ves la
'cosa' respecto a Cuba?"
La mayoría de los consultados sobre las masacres terroristas de New
York y Washington coinciden en que se trata de actos criminales; los condenan,
pero no tienen información precisa de qué ocurre en este momento.
Hay expectativa.
Aquí sólo se escuchan los malos augurios que pronostican los
medios nacionales para el resto del mundo. Se habla de guerra, de necesidad, de
hambre. Pero estas noticias no son nuevas en Cuba: aquí hace más
de cuarenta y dos años que esperamos la presunta "agresión
estadounidense", a diario hay que lanzarse a la calle para buscar con qué
alimentarse, cómo sobrevivir un día más, cómo
escapar -al menos mentalmente- del sistema socialista cuya única oferta
al pueblo es vivir en guerra.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
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