Opiniones
divididas
Orlando Prado Gómez / CubaNet
LA HABANA, octubre - Si se quiere definir a la oposición pacífica
al régimen de Fidel Castro podría decirse que la caracterizan las
opiniones divididas. Por una parte se encuentran los que creen posible la
democratización a través de las leyes vigentes, mientras que otros
aseguran que esto es imposible en las actuales circunstancias.
Amplios sectores de la disidencia apuestan por la proposición
impulsada por Oswaldo Payá Sardiñas, nombrada Proyecto Varela,
cuya pretensión es conseguir participación popular suficiente para
llevar al gobierno de la isla a un referendo que dé lugar a cambios
sustanciales de las leyes del país en los terrenos económico y político.
Este proyecto se basa en las presuntas garantías que brinda la
controvertida Constitución de la República de Cuba.
Pero otras organizaciones de la oposición no creen en el Proyecto
Varela, y consideran que el gobierno de Castro no sólo interfiere y
abortará semejante proposición, sino que aseguran que la
consecuencia primera del fracaso será la pérdida de posiciones de
las fuerzas pro democráticas en la isla.
Por otro lado, hay quienes consideran que la adhesión de Cuba a los
acuerdos del COTONU cambiaría el clima político-económico
del país, propiciado por la Unión Europea.
Otra creencia bastante difundida en el sector de la disidencia es que el
evidente desgaste físico de Fidel Castro producirá a corto plazo
la ascensión de su hermano Raúl al poder que, aunque sin el
carisma del actual gobernante, tomará posesión rodeado de un
equipo de jóvenes tecnócratas que, se especula, desplazarán
o harán cierto pacto con los viejos dirigentes gubernamentales, y que a
consecuencia de este pensamiento juvenil y flexible se producirán cambios
trascendentales en la sociedad y el país.
También hay una minoría de oposicionistas al régimen de
Castro que esperan acciones del gobierno de Estados Unidos de América
respecto a Cuba.
Estas opiniones chocan diariamente y producen debates en el sector de la
disidencia, pero en la vida real la situación se puede ver desde otro
punto de vista.
El gobierno de Castro no sólo ha hecho oídos sordos sobre el
Proyecto Varela sino que lo sabotea a través de la policía política.
Los partidarios del Varela todavía no definen su plataforma en caso de
lograr ascender al poder o de formar parte de éste, pues los voceros del
régimen han dejado claro, y ratifican, que no cederán ni un ápice
en sus posiciones. Las enormes campañas y movilizaciones políticas
de los últimos tiempos confirman este punto.
En cuanto a los que esperan resultados de los acuerdos del COTONU deben
interpretar bien la historia. El gobierno de la isla se retiró de los
mismos una vez, y la noticia es bien clara: "La Comisión Europea no
tiene absolutamente ninguna intención de especificar algo concreto para
Cuba", según declaró el 10 de septiembre el comisario europeo
de Desarrollo y Cooperación Poul Nielson.
Respecto a posibles acuerdos Estados Unidos-Cuba no hay nada que indique esa
posibilidad, es mera especulación.
La posibilidad de Raúl Castro en el poder depende del tiempo, de su
presunta voluntad política en favor de cambios hacia la democracia, del
clima político existente en el momento de su ascensión en el ámbito
nacional e internacional y de los supuestos acuerdos que se pacten con el grupo
de poder cercano a Fidel Castro.
La realidad, lo que sucede ahora mismo es que el gobierno de Castro carece
de voluntad política para implementar cambios sustanciales que conduzcan
a la democracia. Los acuerdos que se adopten en el próximo congreso del
Partido Comunista cubano pudieran conformar el termómetro que evidencie cómo
será el futuro político inmediato en nuestro país.
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