Nuevo tren
Habana-Santiago
Tania Díaz Castro, UPECI / CubaNet
LA HABANA, octubre - Puesto que conocemos bien lo que siempre ha ocurrido en
nuestro país bajo el régimen totalitario de Fidel Castro, nos
inspira compasión que el tren nuevo, rápido, especial, y de
segunda mano comprado a Francia, se deteriore en tiempo récord por falta
de mantenimiento y cuidado. Hasta los periodistas oficialistas perciben el
problema.
La colega del periódico Juventud Rebelde, Agnerys Rodríguez
Gavilán señala que los pasajeros cubanos se preguntan "si en
verdad ha llegado la hora en que los ferrocarriles de Cuba inicien una nueva
etapa en su ya larga vida en la transportación de pasajeros". Y
agrega que sólo el tiempo dirá la última palabra.
Pero yo, Tauro al fin y vieja reportera del régimen, que vi tanto
destrozo, tanto despilfarro y tanta desorganización en centros laborales
o de cualquier tipo, ya presiento lo que va a ocurrir con el tren nuevo
Habana-Santiago que comenzará a funcionar dentro de pocos días.
El primer mes, será excelente el servicio. Pudiera seguir así
al mes siguiente y algunos más, pero al año comenzarán las
diferencias: cuando los asientos se empiecen a romper, los baños dejen de
ser útiles y las piezas de repuesto de las maquinarias escaseen.
En primer lugar, muchos de los 591 pasajeros que podrán viajar en días
alternos serán dirigentes políticos con prioridad para
transportarse, periodistas oficialistas u otras personas vinculadas al régimen
de Fidel Castro.
Así ocurre con los vuelos nacionales, mientras la población
hace largas colas durante días para obtener el pasaje o lo compra en la
bolsa negra, los funcionarios tienen garantizados sus boletines.
Este nuevo tren que recorrerá la isla casi de punta a cabo me
recuerda aquél otro en el que viajé en dos ocasiones y que a los
pocos años desapareció como Matías Pérez.
Dice la periodista Rodríguez Gavilán que "aquí no
puede pasar que el servicio comience bien y después por el camino se
deteriore". Está clara la colega. Ella, como yo, sabe que en nuestro
querido terruño totalitario nada funciona bien, excepto la propaganda política
que hace el régimen para su beneficio, utilizando la sensibilidad del
pueblo cubano. Eso sí funciona bien.
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