De nuevo
luto en Cuba
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org) - A la larga lista de cubanos que han
desaparecido en las oscuras aguas del Estrecho de la Florida en el intento de
llegar a las costas estadounidenses se suman 30 compatriotas, entre ellos 13 niños.
En esta ocasión se trata de una embarcación que salió
clandestinamente de las cercanías de Bahía Honda en la provincia
Pinar del Río, el 16 de noviembre por la noche, y zozobró antes de
llegar a su destino.
Los medios de difusión nacionales no dieron la noticia hasta el 23 de
noviembre en el segmento televisivo Mesa Redonda que se programó con ese
objetivo, donde además de brindar los detalles sobre esa salida ilegal se
efectuaron los acostumbrados análisis tendientes a culpar a la
estadounidense Ley de Ajuste Cubano por este drama.
La Ley de Ajuste, que favorece a los ciudadanos cubanos que lleguen a
territorio de Estados Unidos con la autorización de estancia legal, es un
aliciente, pero bajo ningún concepto representa el factor fundamental que
motiva la acción de salir de Cuba. Este se halla en el estado de
desesperación en que se encuentran muchos ciudadanos de la isla ante un
sistema económico, político y social que cercena las aspiraciones
de progreso, principalmente de las nuevas generaciones.
Pruebas de lo anterior pueden apreciarse en embajadas acreditadas en La
Habana, donde muchedumbres realizan largas colas intentando conseguir visas de
países que no ofrecen ventaja alguna para los cubanos. Esto demuestra que
el problema de la salida masiva de cubanos no radica en los incentivos
estadounidenses, sino en la crítica situación que hay en el país.
Por otra parte, las normas existentes en Cuba no favorecen la emigración
ordenada como, por ejemplo, sucede con las prohibiciones y restricciones
aplicadas a los trabajadores de Salud Pública, a quienes se les impide
viajar hasta de visita, y que para recibir la aprobación para la salida
definitiva tienen que transcurrir varios años desde la solicitud y se les
reubica en condiciones de trabajo difíciles, muchas veces en lugares
distantes de sus viviendas. Por supuesto, esta arbitraria disposición
coadyuva a la ocurrencia de hechos tan trágicos y al condenable tráfico
ilegal de personas.
Oficialmente se ha pretendido equiparar el fenómeno migratorio cubano
al imperante en las demás naciones de la región. Hay que destacar
que cuando un cubano se marcha lo pierde todo, incluido el derecho a regresar
definitivamente al país. Esta situación es bien diferente a la de
otros latinoamericanos, a quienes cuando emigran no se les confiscan sus bienes
muebles e inmuebles y pueden reintegrarse a sus patrias cuando lo consideren
oportuno.
Con el agravamiento de la situación económica acaecida en el
curso de 2001 y las perspectivas de que esta coyuntura siga empeorando, resulta
muy posible que no sólo se sigan produciendo tragedias similares en el
futuro, sino que aumenten numéricamente en proporción al estado de
desesperación de la ciudadanía.
La forma de detener la fuga masiva de los cubanos, y por ende los riesgos
que esto entraña, sería la aplicación de transformaciones
en la economía y en toda la sociedad que brinden la esperanza de un
futuro mejor a la población, donde haya progreso y bienestar.
Sin embargo, el gobierno cubano no parece que quiere transitar por ese
camino por lo que, desgraciadamente, nuevas vidas de compatriotas podrán
perderse en el Estrecho de la Florida sin dejar rastro.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
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