Los niños
cubanos no comen chocolate
Tanía Díaz Castro, UPECI
LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org) - En la libreta de racionamiento, por
la cual el régimen de Fidel Castro le vende una mísera cuota de
productos alimenticios a los cubanos, no aparece ni un gramo de chocolate sólido
o en polvo. Ni siquiera para los niños. Las barras de chocolate, los
bombones y otras confituras hechas con cacao sólo se venden en las
tiendas por dólares, moneda que no se le paga al trabajador promedio de
la isla en su salario mensual.
El cacao que se produce en Cuba en numerosas zonas del país,
principalmente en Baracoa, provincia Guantánamo, es para exportar. Según
datos ofrecidos por la prensa oficialista, no se ha hecho una buena labor en
cuanto a la conservación de sus suelos, construcciones de embalses y
canales para regular las aguas o sencillamente no se cosecha el fruto con la
frecuencia que requiere ese tipo de cultivo. Es por eso que el 30 por ciento del
área total que conforma el patrimonio cacaotero en Guantánamo está
despoblada.
Pero, en general, según los expertos, la atención de las
plantaciones de cacao no resulta tan rigurosa, y su desarrollo no demanda
grandes inversiones por la similitud con el café. Aún así,
los cacaotales cubanos sufrieron desde mediados de 1999 hasta julio de 2000 un
gran deterioro, sobre todo en plantas en etapas de crecimiento, desarrollo y
producción.
Pero ésta no es la razón de que los niños cubanos no
consuman chocolate, porque en cientos de vidrieras de la capital y del interior
del país se exhiben los llamados "peters" de procedencia española,
holandesa o de cualquier país latinoamericano a precios tan altos que
resulta imposible que los adquieran las familias cubanas de a pie, que es la
inmensa mayoría de la población.
No importa que el cacao esté considerado como un alimento
indispensable para el hombre, que se trate de un excelente ingrediente para una
dieta sana. Esto no se tiene en cuenta.
Recuerdo que en mi pueblo, en la provincia de Villa Clara, en los años
cincuenta, cuando no existía un gobierno socialista, beber la leche con
chocolate no era un lujo sino una necesidad, hasta de los niños más
pobres.
Hoy, bajo un estado socialista, los hijos de los médicos, de los
ingenieros, de los artistas, de los intelectuales y hasta de los catedráticos,
no tienen acceso al chocolate que Cuba importa. Así, este año, el
cubano tampoco podrá disfrutar de una taza de rico chocolate en las
noches invernales que se acercan, a no ser que emplee una buena parte de su
salario -alrededor del 25 por ciento de él- en comprar una lata de ese
producto en polvo, cuyo peso es de 400 gramos. Y ni siquiera podrá probar
los ricos bombones de licor, porque un estuche de éstos tiene el valor
del salario promedio en Cuba o más.
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