Busquen al
culpable
Fara Armenteros, UPECI
LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org) - A mi amigo Rey le han caído
dos dengues uno detrás del otro. Es un mulato fuerte y bonachón,
de 32 años, pero está indefenso, yace en la cama indefenso, con
fiebre y dolores.
Rey trabaja como cocinero en un hotel de lujo en el Vedado, y presumía
que esa enfermedad no le alcanzaría nunca porque como él nació
en un barrio marginal estaba inmunizado, además que se alimenta bien
gracias al empleo que tiene.
El otro dengue que daña a Rey es que no se encuentra trabajando
porque no vienen suficientes turistas a visitar el país.
Por otra parte, Claribel está que echa chispas porque le impusieron
una multa cuando no permitió que le fumigaran la casa.
"Vienen a cualquier hora a fumigar con esa mezcla de petróleo y
agua. ¡Cómo si todo el dengue del barrio estuviera en mi casa! El
mes pasado me echaron a perder una sopa que logré hacer con el pedacito
de pollo que vendieron por la libreta. Mi hija estaba sola, los dejó
pasar... y se fastidió la sopa. Nos quedamos sin comer", protestó
Claribel.
Y Maribel prosiguió con sus quejas: "Esta vez volvieron a la
hora de almuerzo, fueron a los cuartos, al baño, y al poco rato
regresaron a fumigar y no les permití que lo hicieran, porque tenía
servido el almuerzo sobre la mesa. Me amenazaron con traerme a la policía.
No me pude controlar, y les dije que me dejaran almorzar tranquilamente y que
recogieran los basureros que hay por toda La Habana, los salideros de agua
potable y albañales. No les permití fumigar de nuevo".
Los residentes de la capital cubana se quejan día a día de la
cantidad de desechos que se acumula en las calles. Por mencionar un ejemplo, en
un tramo de San Nicolás la basura llega de contén a contén,
los peatones no tienen por dónde caminar. En Gervasio y San Rafael ocurre
lo mismo. En la intersección de Galiano y San Lázaro hay un
salidero de aguas albañales cuyo mal olor se siente hasta en el último
piso del hotel Douville.
En los repartos de la periferia capitalina el abandono y la suciedad son
mayores, porque son lugares no frecuentados por los turistas ni por los
invitados del gobierno de Fidel Castro.
Desde hace varios meses, la empresa estatal a cargo de instalar las
conexiones del gas de la calle abre zanjas para colocar las tuberías
conductoras, pero en muchos lugares quedan sin tapar, se llenan de agua cuando
llueve y de desperdicios que la gente echa porque no hay suficientes tanques
colectores.
"Nos acosan a nosotros y miren eso, uno está viviendo entre la
basura, las ratas, las moscas y los mosquitos" -declaró una mujer
que residen en Genaro Sánchez, cerca de La Víbora, en el municipio
Diez de Octubre.
El esposo de la señora añadió: "Sabes qué
pasa, Catalina, que en Cuba hay dos clases de pueblo: el que paga y el que pega.
Nosotros pertenecemos a los que pagan".
Entretanto, vectores, basureros, derrames de agua potable, de albañales
y dengue carcomen a la capital del país y a sus habitantes.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|