Diario de
Navarra. España, noviembre 23, 2001.
Seis miembros del Parlamento de Navarra viajarán oficialmente a Cuba
desde el 30 de este mes al 8 de diciembre, con gastos de viaje y estancia
pagados, más dietas, invitados por la Asamblea Provincial del Poder
Popular de La Habana. El total del viaje montará más de un millón
y cuarto de pesetas (7.368,41 euros).
QUE Cuba no es una ex colonia española más, no necesita
ninguna demostración. Era la perla de la Corona y con la isla ha existido
una relación indiferente en su momento al trauma de la separación,
a la naturaleza del régimen político aquí y allí y
aun a las tropelías. Esa relación alcanzó un fervor
especial en los primeros tiempos del castrismo y perdura en algunos círculos.
Para otros miles de viajeros a la bella Cuba, los móviles carecen de
cualquier idealismo y se limitan a desahogos más sexuales que
sentimentales. Es seguro e indudable que a los seis miembros del Parlamento de
Navarra que, a título de tales, aprovecharán el "puente foral"
para darse un garbeo por el trópico, no les mueve más afán
que el de conocer de primera mano la forma de vivir de otras gentes y, sobre
todo, el funcionamiento real de otras instituciones políticas.
La primera paradoja en esta historia es que la institución que invita
no paga. Esperemos que los parlamentarios no pretendan importar esa elegante
forma de practicar la hospitalidad, porque sería un fracaso cursar
invitaciones con la advertencia de que los elegidos para el festejo deben
abonarse los viajes y la estancia. Se dirá que Cuba no es Oklahoma, que
no tiene dinero para montar saraos, pero ésa es una razón fútil:
quien no tiene dinero se abstiene incluso de la propaganda. Cuba juega desde
hace décadas con la certeza de que siempre habrá quien se gaste el
dinero en bailarle el agua. Porque el asunto fundamental es qué van a
aprender en la isla nuestros parlamentarios, elegidos democráticamente
dentro de listas presentadas por partidos que no soportarían la mínima
duda sobre este punto, como no sea unos cuantos latiguillos inútiles y
caducos. La Asamblea del Poder Popular de La Habana recuerda aquella irónica
descripción -verificada luego- de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas, URSS, como cuatro mentiras en una ficción:
no había unión, ni eran repúblicas, ni mucho menos
socialistas o soviéticas. |