Los camagüeyanos
¡son de película!
Caridad Cristina Alvarez, Grupo Decoro
LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org) - Estaba llena de pasajeros la
terminal de trenes de Camagüey el sábado 10 de noviembre. En su
mayoría eran personas de campo; guajiros, como les llaman en Cuba.
Humildes en su apariencia, característicos en su hablar.
La gente caminaba de un lado hacia otro. Los afortunados estaban sentados.
Los superafortunados tenían asientos cerca de alguno de los cuatro
televisores en colores existentes en el salón de espera.
En uno de los telereceptores mostraban imágenes del paso del huracán
Michelle. Imágenes harto repetidas, con más de defensa civil que
de vientos y lluvia. Dos o tres personas miraban el programa sobre el ciclón.
Los que no prestaban atención podían describir las escenas de
memoria, de tanto verlas.
En derredor de los otros tres aparatos de televisión se agrupaba la
mayoría de los que esperaban por los trenes. ¿Motivo? La exhibición
del filme estadounidense "Regreso a la isla azul". Otros motivos: ver
una película en colores, cuyo tema "es refrescante", contemplar
rostros bellos y paisajes preciosos. En fin, otra onda.
Todos disfrutaban de la programación hasta que de pronto apareció
el compañero que, usando su condición de dirigente del sector del
transporte, fue cambiando de canal uno por uno los tres televisores donde la
gente veía el filme. Ahora, en los cuatro se veían las escenas
relacionadas con el ciclón. Ni siquiera pidió permiso a los
presentes para cambiar los equipos de canal.
"Oye, ¿por qué? ¿y esa falta de respeto?",
cuestionó alguien.
"Compañeros -explicó el funcionario- estos televisores
están aquí para que el pueblo se mantenga informado".
"Nosotros somos el pueblo", reclamaron desde diferentes sitios del
salón.
"¡Queremos la película! ¡Queremos la película!",
coreaba la mayor parte de la gente. La petición aumentó.
"Pues no, hay que ver las informaciones. Es una orientación del
Partido Comunista de Cuba", sentenció el dirigente.
"Somos el pueblo. Queremos la película", repetía a
coro la mayoría de los presentes.
Los dos o tres que miraban el programa sobre el ciclón emitieron su
criterio: "Que cada cual vea lo que quiera ver".
Se había quedado sólo. Tragó en seco. Aquello se había
puesto feo, muy feo. El funcionario se dirigió a los disgustados
pasajeros: "Bien, se hará lo que decidió la mayoría".
Las voces corearon sin cesar: "¡La película! ¡La película!
¡La película!"
El dirigente puso el filme en los tres equipos. Salió del salón
de espera derrotado, con la cabeza baja. Los pasajeros ganaron su derecho. Se
deleitaron con "Regreso a la isla azul". Esperaron la salida de los
trenes con menos pesar. No siempre se pueden ejercer derechos en Cuba, pero los
camagüeyanos se las traen. Son de película.
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