Incentivos
para trabajar
Claudia Márquez Linares, Grupo Decoro
LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org) - Un amigo español que visitó
Cuba me comentó que le llama la atención la cantidad de personas
que se ve en las calles del país a todas horas del día. Y tiene
razón. Desde que el empleo dejó de satisfacer las necesidades básicas
de los cubanos, después de la caída del Muro de Berlín, y
se despenalizó el dólar, no hay quien encuentre incentivos para
trabajar. A no ser en el sector del turismo.
Cuando le preguntas a cualquier cubano, la respuesta suele ser muy precisa.
Víctor, de 36 años y chofer de bicitaxi, expresó: "La
gente sale pa'la calle a luchar la 'jama' (alimentos) porque la cosa está
mala. El fula (dólar) está perdío, y sin los verdes no
somos nada como dice mi abuela".
Según datos oficiales, después de la crisis económica
de 1990, cuando se anunció el inicio del llamado período especial,
fueron desempleados más de 70 mil trabajadores. El cubano tuvo que ingeniárselas
para batallar con apagones de doce horas cada día y una devaluación
de 130 por uno del peso cubano con respecto al dólar estadounidense.
En la actualidad, luego que el turismo internacional descendió un 15
por ciento en octubre y las remesas familiares en 25 por ciento -de acuerdo a
datos oficiales- la economía cubana vuelve a tambalearse, mientras los
dirigentes siguen empecinados en el modelo de economía centralizada.
Según un informe del Ministerio del Trabajo, los índices
promedios de desempleo rebasan el 10 por ciento en las cinco provincias
orientales (Las Tunas, Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo)
aunque en ciudades como Camagüey, Manzanillo y Nuevitas la tasa llega al 16
por ciento.
En medio del panorama desalentador que significa ver a jóvenes
sentados en las esquinas, a profesionales (médicos, ingenieros,
arquitectos...) convertidos en empleados gastronómicos, vendedores de
fritas, choferes de Moskovich destartalados que alquilan por 10 pesos, así
como a cuentapropistas arruinados por los altos impuestos, el gobierno continúa
alentando el sacrificio en pos del socialismo.
Un socialismo que en más de cuarenta años nos legó
ciudades derruidas y antihigiénicas, televisores chinos para jubilados y
discapacitados que sean "de alta confiabilidad política".
Que nadie lo dude, al paso que vamos los herederos de la Cuba pos Castro
encontrarán un país desértico, como si acciones terroristas
lo hubiera arrasado.
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