C. A. (Valencia). Las
Provincias Digital. España, noviembre 16, 2001.
Álvaro Bermejo (San Sebastián, 1959) es un creador a
contracorriente que, como los grandes narradores, puede presumir de ser dueño
de un modo único de expresarse. El novelista estuvo ayer en Valencia
presentando La piedra imán, que le ha supuesto el premio Ateneo de
Sevilla. Esta obra es un buen ejemplo de su visión mágica de la
literatura (ojo, nada que ver con el realismo mágico, al que denomina "prestidigitación'').
Está ambientada en la Cuba anterior a 1898, pero su carácter
histórico es singular. Aparecen los hermanos Martí y también
hace acto de presencia un joven Winston Churchill que descubre y comienza a amar
el sabor de un buen habano; en todos los casos no son los personajes reales,
sino los mágicos. Una característica que también se puede
aplicar a la protagonista, la niña Actinia, que queda tuerta tras un
accidente pero que a través de ese ojo muerto podrá ver el mundo mágico
que late detrás de todo.
Bermejo explica que eligió esta época de Cuba porque
entonces la isla era un puente entre dos mundos, España y América,
y estaba en proceso de transición. Pero con esta elección ha
querido también, dice, reivindicar "la Cuba real, la fantástica,
no la Cuba burdel'' que es actualmente. Una Cuba que no sabe si algún día
volverá.
Bermejo asegura que en sus obras intenta llevar al lector "a un país
lunático'' donde tienen más entidad los personajes de ficción,
una nación en la que toma presencia las cosas invisibles que nos mueven. "El
hombre actual es intrascendente y hay que hacer que vuelva a ser trascendente'',
asegura. Y para ello propone como herramienta el arte, que ayuda a sacar la
parte interior de los hombres.
Junto a Bermejo también se encontraba ayer en Valencia Blanca
Riestra (La Coruña, 1970), ganadora del premio Ateneo Joven con La canción
de las cerezas. La novela, que ella definió como una narración
sobre perdedores "que aceptan su derrota'', está ambientada en el
París actual y fue definida por su autora como una sátira de la
Francia contemporánea.
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