La cúpula
gobernante suelta lastre
Víctor Rolando Arroyo, UPECI / CubaNet
PINAR DEL RIO, noviembre - La reciente sustitución del primer
secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) en la provincia Santiago de Cuba,
Juan Carlos Robinson, y la de otros dirigentes, son indicadores de que en la cúpula
gobernante no existe la cohesión que el gobierno trata de mostrar.
Hace pocos meses el más alto dirigente de la provincia Matanzas fue
llamado a la capital del país, donde lo reubicaron en un cargo burocrático
de menor categoría.
En mayo de 1999 sustituyeron al canciller Roberto Robaina a quien
literalmente desaparecieron del escenario político cubano, asunto que
origina aún numerosas especulaciones.
Desde el quinto congreso del PCC, efectuado hace un lustro, se redujo el número
de elegidos al Comité Central del PCC y han tenido lugar una serie de
sustituciones en puestos claves en organismos provinciales y ministerios que
evidencian que no existe la estabilidad de que tanto se ufanan los portavoces
del régimen.
No hay una provincia cubana en la cual no hayan destituido al primer
secretario del PCC. En otras, como Camagüey y La Habana, esto ha ocurrido
en múltiples ocasiones.
Ministerios tan importantes como los del Turismo, el Azúcar, Salud Pública
o la Pesca, entre otros, han sufrido y sufren cambios a pesar que se dice que
todo anda bien.
El general Raúl Castro aseguró por televisión, al
referirse a los primeros secretarios del PCC en las provincias orientales del país,
que "con estos jóvenes líderes muchas cosas cambiarán".
Algunos de aquellos "jóvenes líderes" ya no ocupan
sus cargos y las "cosas" no han cambiado favorablemente.
Ahora se inició una serie de reuniones, llamadas plenos, en las
estructuras del PCC en todas las provincias del país, donde se tratan los
temas considerados importantes. Sin embargo, no hay resultados.
No pocos se preguntan: si el Partido Comunista es tan disciplinado como
dicen sus dirigentes, ¿por qué en décadas no logra solucionar
los problemas que perjudican a la nación?
Lo cierto es que entre dirigentes sustituidos y autocríticas, el único
partido que puede existir en Cuba se asemeja a un monstruo que devora a sus
propios hijos y justifica todos sus desaciertos con la consigna: "Salvar a
la Patria, la Revolución y el Socialismo".
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