Imágenes
del huracán Michelle
Miriam Leiva / CubaNet
LA HABANA, noviembre - Cuando el lunes 5 de noviembre se recibía
electricidad en algunas zonas, los pocos residentes de Ciudad Habana que
tuvieron la oportunidad de ver la televisión se apretaron en los asientos
añorando conocer el estado de los barrios más castigados por el
huracán Michelle, qué pasó con las edificaciones de la
capital, muchas de las cuales se encuentran en estado paupérrimo, así
como la situación de las poblaciones en las provincias por donde atravesó
el huracán, pero la gente quedó defraudada con las vistas.
Para sorpresa de los televidentes, el énfasis noticioso se puso en
los platanales y cañaverales arrasados. El esfuerzo de la televisión
por trasmitir desde las provincias, donde incluso se perdieron torres de
electricidad y televisión, resultaron decepcionantes. No se suplió
la avidez del público por conocer cómo se encontraban los
familiares y cubanos en general, que la incomunicación telefónica
impide.
En la provincia Cienfuegos, donde se sabe que en Aguada de Pasajeros, Rodas,
Abreu y en la capital provincial los estragos fueron inmensos, los reporteros
locales se refirieron a las pérdidas agrícolas en Horquita, uno de
los pocos modelos de la agricultura actual, pero sólo se pudo ver el
parque central de Cienfuegos sin mayores daños.
De los reportajes de un esforzado equipo televisivo en Villa Clara, apenas
exhibieron vistas de Caibarién, bastante golpeada por Michelle, pero nada
más de esa provincia.
Sancti Spíritus presentó secuencias de la ciudad, lastimosas,
aunque sin abarcar otros territorios que, según los periodistas, estaban
en muy mal estado.
Sólo salvaron la ansiedad de los televidentes las imágenes
procedentes de Matanzas, por donde atravesó directamente el huracán,
pero particularizados únicamente en Jagüey, Playa Larga y la Ciénaga
de Zapata, donde nada ha quedado en pie y a cuyos pobladores habrá que
buscarles cobijo y alimentación por mucho tiempo, pues lo perdieron todo.
No obstante, nada se dijo sobre Colón y la capital matancera, entre otras
localidades muy abatidas.
En Ciudad Habana la cobertura televisiva se centró en los miles de árboles
caídos, principalmente en Playa y el Vedado, barrios con mejores
condiciones constructivas y menos hacinamiento poblacional. Nada se mostró
de las cuarterías y de los cientos de miles de casas y edificios en pésimo
estado constructivo, que deben haberse derrumbado total o parcialmente. Se
comenta en la calle que la radio mencionó 63 derrumbes, pero se piensa en
muchísimos más. Por cierto, también la radio informa
deficientemente.
Salvó la honra televisiva el reportaje acerca de la entrada del mar
en el emblemático hospital Hermanos Ameijeiras, donde según las
fuentes nunca había penetrado el mar, y que en esta ocasión recibió
la marea del Malecón en su lobby, inundando el sótano que
almacenaba valiosos equipos Siemens, únicos en el país.
Cabe preguntarse ¿por qué esta ausencia de información?
Se sabe que los daños tienen que ser enormes debido al paso de un ciclón
tan poderoso. Claro está, en Cuba, la situación se complica por el
mal estado de las construcciones. También resulta evidente que el
personal de la televisión ha estado trasladándose de forma
abnegada hacia los lugares afectados antes, durante y después del huracán.
Sería más fructífero y considerado con la población
mostrar lo acontecido e incluso ello permitiría a la opinión pública
internacional conocer la magnitud de la tragedia del pueblo cubano, a fin de
propiciar la solidaridad y la ayuda correspondientes.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
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