L. Martín. ABC.
España, noviembre 2, 2001.
Semana de Jazz Latino. Concierto del Trío de Chano Domínguez
(piano) y Marta Valdés (voz). Lugar: Teatro Albéniz. Fecha: 31 de
octubre
Un piano de jazz transformadoen una vivificante explosión de
contenidos flamencos, españolizantes. Eso es, en esencia, un concierto de
Chano Domínguez y lo que podemos encontrar archivado en el disco «Tú
no sospechas», fruto de una grabación compartida hace dos años
y medio con la compositora y cantante cubana Marta Valdés, y que, uno más
tarde, publicó en formato de disco-libro la fonográfica El
Europeo. El repertorio de ahora es el mismo que ambos artistas nos descubrieron
entonces, pero, además, se enriquece con algunas de las especias
instrumentales que el intérprete gaditano incluyó en su álbum
«Imán« -la composición de Violeta Parra «Gracias a
la vida»- y en sus trabajos anteriores «Chano», de 1993, y «Coplas
de Madrugá», resuelto con la tonadillera Martirio en 1997.
Chano Domínguez continúa defendiendo con ahínco un
pianismo elaborado entre dos aguas y una línea melódica que nace
primero en la cabeza del músico para llegar siempre al corazón. Su
voluntad en este proyecto es clara: proporcionarle aliño autóctono
y libre a una música cocinada del otro lado del Atlántico,
traicionando obstinadamente la melodía y adornándola con una
cascada de refrescantes armónicos, respaldado en la rítmica del
contrabajista Javier Colina y el baterista Guillermo McGill.
Las composiciones del disco recorren el filin, el bolero y el rondó,
pero, entre el espléndido «Mi ayer», de Ñico Rojas
-ahora dedicada a la memoria del desaparecido compositor Frank Emilio-, «Palabras»
o «Llora», me quedo con la atmósfera cargada de sugerencias de «¿Hacia
dónde?».
A poca distancia del pianista y comunicada con él por insólitas
vías de sensibilidad común, estaba la gran Marta Valdés,
una figura totémica de la canción cubana a la que ya valoramos en
su primera visita al Círculo de Bellas Artes, en 1996. Marta sabe sacarle
el mejor partido expresivo a una voz que no pasará precisamente a la
historia como una de las mejores. Tanto da, no obstante: el mundo está
lleno de talentos sin voz y, como Chano ha reconocido, no es difícil
sentirse fascinado por esta mujer de enorme temperatura humana y escénica.
La pregunta -como, mostrencamente, un espectador mantenía a mi lado- no
era qué podía hacer Marta Valdés con el jazz; sí, en
cambio, qué clase de maravillas hizo el jazz con ella.
@2001 Diario ABC S.L.U. |