Consejo a un
periodista murmurador
Reinaldo Cosano Alén
LA HABANA, mayo - Dicho en buen cubano: Angel Rodríguez Alvarez es un
pesa'o. La tiene cogida con los periodistas independientes. Favorece la difusión
de sus invectivas ser director del semanario Tribuna de la Habana, donde da
espacio a sí mismo en esta non sancta cruzada contra los reporteros
cubanos no dependientes del Estado socialista.
Apareció otro malintencionado artículo suyo: "Mercenarios
en desgracia" (6 de mayo del 2001), que así nos califica.
Por CubaNet di respuesta a otras sartas de insultos. ¡Voy de nuevo a la
carga!
Confieso sentí re-gusto de contratacar: lo consideraba un buen
contrincante, con ideas originales, y hasta propias. No obstante venenosas e
insultantes.
Decepcionado descubro ahora su falta de originalidad. Muy repetitivo.
Folletinesco.
Con gente así, de verdad, no da ganas de contender. Es malgastar
palabras y tiempo. Sólo la mucha bondad de CubaNet lo permite concediéndome
espacio.
Una vez más dice Rodríguez Alvarez que somos mercenarios. Que
si autotitulados periodistas independientes. Que si "otro grupo se suma a
los despidos laborales: Nueva Prensa Cubana, representados en el exterior por la
contrarrevolucionaria Nancy Pérez Crespo (...) que no les paga desde
diciembre".
Que si "estos mercenarios por partida doble son desvinculados laborales".
¡Carajo, que insolente! ¿Por qué el catasalsas de Tribuna
oculta intencionadamente la razón política por la cual el gobierno
totalitario -su gobierno- nos desvincula?
No necesito poner ejemplos de tantos compatriotas separados inconstitucional
e ilegalmente del trabajo para demostrarlo. Baste el mío. Porque me
hierve la sangre recordar que me desempeñé en el magisterio por
veinte años consecutivos, que todas las evaluaciones de mi labor hechas
por sucesivas direcciones municipales, provinciales y nacionales fueron
calificadas de muy buenas o excelentes, pero por incorporarme a un grupo
defensor de los derechos humanos fui separado del Ministerio de Educación
por "no idoneidad política". Sin trabajo, sin derecho a la
jubilación, para la que tributé por más de treinta años
laborales. El despido ocurrió hace diez años.
El mala lengua de Tribuna repite esto que le han musitado al oído: "Sus
ingresos personales provienen de extraños proyectos, copatrocinados por
particulares y los fondos federales de Estados Unidos, manejados por la Agencia
para el Desarrollo (AID) y la dedicada a la información: la conocida USIA".
Además, dice el malicioso director de Tribuna: "Cifras
millonarias del Congreso de Estados Unidos para apoyar a los grupúsculos".
No me consta. Pero por mi parte digo en voz alta: ¡Enhorabuena! El
pueblo cubano lo merece, si así fuera.
Sucede que al mencionar a esas agencias y al Congreso, Rodríguez
Alvarez, por carácter transitorio, quiere demostrar -sin demostración
posible- que es justo el epíteto de mercenarios que otorga a los
independientes.
Otro "disco duro" que han colocado en la memoria de su computadora
-que él si puede tener, nosotros jamás- es: "La mafia de
Miami y el gobierno de Estados Unidos", bla, bla, bla...
Una más: "Hay mediocridad en los escritos de los periodistas
independientes". ¡Vaya pose de autosuficiencia y de juez!
El mala lengua dedica una parrafada para asegurar que los periodistas libres
"escriben para obtener una visa". Pero ni por asomo menciona el acoso
de bestias de la policía política sobre los independientes, empujándolos
a la única disyuntiva: callar o marchar al destierro forzado.
En el extenso artículo, Rodríguez Alvarez afirma: "Nadie
cree en sus escritos y su influencia en la opinión pública es nula".
¡Ah, so bribón, caíste en tu trampa!
Dinos, si te lo permiten, si nadie cree en nuestros escritos y si nuestra
influencia en la opinión pública es nula, entonces ¿por qué
el gobierno nos persigue con tanta saña?
Lo que no se atreve a confesar -y sin embargo lo hace indirectamente- es que
el Partido Comunista perdió el monopolio de la información en
Cuba.
Restriega por la cara que hay periodistas independientes sin formación
académica. Al respecto sólo añadiré que,
precisamente por el doble esfuerzo que realizan sus colegas, es mucho más
meritoria su labor.
"Colega", va usted por el tercer mamotreto. Los mismos temas. Las
mismas consignas. Los mismos silogismos que se desvanecen. No pueden ya
susurrarle al oído tesis creíbles. Aproveche sus luces
intelectuales remanentes y aproveche este consejo: ¡Jubílese!, que a
lo mejor si le da por pensar y actuar de manera realista -como yo- se puede
quedar sin jubilación -como yo. Deje de ser el tonto útil, que no
afirmo que lo sea. ¡Retírese!
No quisiera concluir sin ofrecerle estas otras ideas para que las
reflexione.
Al periodismo se puede llegar por distintos caminos. No maltrate a quienes
no piensen igual que usted. La unanimidad sólo es buena en el amor al prójimo.
Hay muchos periodistas "académicos" desgajados del oficialismo.
Los hay autodidactas, ¡y muy buenos!, capaces de tomar el pulso real de la
sociedad enferma y denunciar los atropellos al ciudadano. Periodismo libre, con
frescura y vigencia.
Vea la diferencia: un periódico como el que usted dirige sirve para
dar a conocer noticias, avances triunfalistas y los entramados políticos
que el gobierno quiere hacer creer. Sirve también para envolver unas
verduras compradas en el mercado y como papel higiénico.
Por el contrario, al periódico disidente se le tiene mayor aprecio.
Se "gasta" de tanto pasarlo -a veces secretamente- de mano en mano, y
aunque siempre se ha afirmado que todo periódico es viejo al otro día,
no ocurre así con la prensa independiente. Nunca se pone vieja, y muy "gastadito"
se atesora como gran patrimonio personal.
Periodismo no es deshumanizar ni cosificar al contrincante, como lo hace
usted, Angel Rodríguez Alvarez.
El insulto por arma no es hombría en quien pone por coraza casi
impenetrable toda la prensa oficial, toda la policía política,
todo el miedo, todos los clichés creados en cuarenta años de
dictadura, con que se pone a salvo. Pero torres más altas se han caído.
Siempre me he preguntado por qué los amantes que hacen el pacto
suicida escogen un hospedaje miserable, si ninguno pagará la cuenta ni
tendrá responsabilidad futura por la cual responder. ¿Por qué
no escoger un lugar de más alcurnia?
¿Me entiende usted?
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