Cinco años
con CubaNet
Manuel David Orrio, CPI
LA HABANA, mayo - Un día de mayo de 1996 -el 15 quizás- inicié
mi colaboración con CubaNet. Era una mañana soleada y de
temperatura agradable. Por entonces, la voz de Rosa Berre se presentaba en Cuba
con puntualidad londinense, más de una vez haciendo malabares entre el
speaker y la cocina de su apartamento, para grabar el dictado telefónico
de quienes, sin comprenderlo bien, inaugurábamos desde "adentro"
la presencia de Cuba alternativa en el ciberespacio. Internet, para nosotros los
de la Isla, era una palabra de sonidos misteriosos y olor a conspiraciones de
abierta complicidad extraterrestre, razón por la cual comencé
aquella, mi primera transmisión, con la murmuración hacia mi
coleto de una bien conocida: "que la Fuerza me acompañe".
Cinco años después aquellos primeros esfuerzos han
fructificado de una manera que entonces nadie imaginó. Ni Carlos
Quintela, que desde el Cielo vigila. Hoy casi no empleamos el dictado telefónico.
La mayor parte de las transmisiones son por fax; la tenencia de computadoras,
puede afirmarse, es asunto correctamente planteado, lo cual significa la mitad
de la solución. De 325 mil hits al mes alcanzados en 1998, se ha llegado
a más de un millón al cierre del 2000, apuntan informes de la
organización. Cifra apreciable, si se considera que el último
reporte de la prensa oficiosa cubana asevera lograr cinco millones de hits
mensuales. Varios periodistas independientes, de un modo u otro, tenemos vías
para "vernos" en el Internet, lo cual creará una importante
retroalimentación entre la CubaNet de "adentro" y la de "afuera".
Y en parte, pero sin dudas, se nos debe el aporte de haber contribuido al inicio
del proceso de informatización de la Cuba de Fidel Castro, por el simple
hecho de nuestra presencia.
Nuevas realidades imponen nuevos retos: la CubaNet de hoy no es la de ayer,
ni los periodistas independientes de 1996 son los del 2001, aunque las bajas en
las filas han sido apreciables. Sin embargo, nunca como ahora gozamos de mejor
salud, dígase cuanto se diga, siempre y cuando se evalúe al
periodismo independiente cubano como un movimiento alternativo que se enfrenta
al modelo de prensa de un Estado post-totalitario, cuya pequeñez de aldea
planetaria hace poco interesante, desde el punto de vista comercial, el producto
informativo del patio. No se olvide: la primera razón de la censura del
gobierno de Fidel Castro es aislar a nuestro producto de su mercado natural,
para decirlo en buena economía.
Vale preguntarse cómo salimos de la indigencia y llegamos hasta aquí.
A mi entender, dos palabras lo resumen todo: respeto y transparencia. Por ello,
pienso que los nuevos retos serán vencibles con más de las dos
cualidades, razón por la cual aprovecho la oportunidad de mi quinto
aniversario con CubaNet para presentar tres sugerencias:
1) nunca, absolutamente nunca, abandonar la búsqueda de consenso. Uno
de los momentos decisivos de este quinquenio fue cuando se debatió abrir
enlaces con la prensa oficiosa cubana. Se consultó con cada quien, y la
mayoría de los periodistas independientes dimos nuestro voto favorable.
La vida, posteriormente, demostró lo acertado de aquella decisión,
tomada entre todos;
2) difundir permanentemente el número de hits logrados. No hay por qué
temer. Para los periodistas independientes constituye un dato esencial. Para la
prensa oficiosa cubana, el mayor reto;
3) existen sólo dos formas de enfrentar al adversario: o se le impone
igual o mayor fuerza, o se aprovecha la que él despliega para
desequilibrarle. Kárate o Judo, that is the question. Gobierno de Fidel
Castro y prensa que le sirve de vocera han hecho de los ingresos de CubaNet y de
los periodistas independientes, de su procedencia, diríase cuestión
de contracultura existencial: "no combato a las ideas opuestas; desacredito
a sus oponentes". Pues bien, hágase absolutamente públicos
dichos ingresos, en la sección correspondiente de la página electrónica
de CubaNet. "Quien no la debe, no la teme", apunta el refrán.
Nada existe de pecaminoso en recibir recursos para hacer periodismo, de partido
y sin partido, porque eso es parte del ejercicio de la libertad de expresión,
bien censurada por el gobierno de Fidel Castro, y a fin de cuentas el hecho
terco del que se pretende desviar la atención. Sépase: la calle
cubana del mundo real considera absolutamente legítimo cobrar por hacer
periodismo. Cuando apenas me iniciaba, la pregunta suspicaz de todos mis amigos
fue: "¡y te pagan?" Mi respuesta afirmativa, siempre, provocó
esta observación, cargada de complicidades: "¡Ah bueno, así
sí!"
Cinco años con CubaNet cambiaron mi razón de ser, al punto de
que hoy considero mi colaboración con ella uno de los cuatro eventos más
influyentes en mi vida, junto al haber enfermado de poliomielitis, el nacimiento
de mi hijo Miguel David y el haber encontrado el amor de mi esposa Regla.
Balance, no caben dudas, bueno para sugerencias.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
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