En tres y
dos
Manuel Vázquez Portal, Grupo Decoro
LA HABANA, mayo - Nino Herrera era el dueño del equipo. Su padre tenía
dinero y había comprado los guantes, los bates, la careta y las pelotas.
Era un out vestido de pelotero pero había que dejarlo jugar o ahí
mismo se terminaba el partido. Mientras nosotros, en shorts y sin camisas,
conectábamos un "jilito" con la facilidad del mataperros, él,
después de un alarde desmedido: mucho uniforme a rayas, gorra con el
emblema del Almendares, medias aprisionadas por los elásticos del pantalón,
se "ponchaba" como una vaca ciega. Pero había que dejarlo
jugar.
Eran tiempos en que una pelota valía barata en cualquier tienda y un
guante te lo podían traer Los Reyes en cualquier seis de enero. Pero
contar con el equipamiento completo era una ventaja que sólo podíamos
disfrutar los amigos de Nino Herrera, aunque nos fastidiara un partido con un
error de "fildeo" en el último inning.
Por esa época Pedrito, voz de útero, soñaba con ser
cronista deportivo y narraba con mucha simpatía nuestros encuentros
beisboleros. Era una fiesta oírlo describir el juego. "Ahí se
impulsa Chorizo". Chorizo era un mulato colorado de ésos que cuando
sudan y el sol les das de lleno parecen un verdadero chorizo recién
sacado de la grasa. "El lanzamiento es alto y afuera, pero El Añojo
se va con la de trapo". Al Añojo le decían así porque
era fuerte como un torete y bruto como el mismo torete. "Al bate el Nino
Herrera, no batea ni fildea, pero qué bien le queda el uniforme ...y esto
parece ser todo para el equipo de tumba cuatro".
Cómo nos divertíamos. En cualquier solar yermo armábamos
el piquete y entre bullas y batazos se nos iba la tarde. Sólo hacía
falta que dejáramos jugar al Nino Herrera. Por eso no me dan envidia, ni
me incomodan, esos muchachos que hoy repiten nuestras travesuras en cuanto
espacio vacío encuentran en los barrios. Lo que sí me molesta son
esos letreros que usted halla por doquier: "Prohibido jugar pelota en esta
zona. CDR-PNR" y de los cuales los chamas se burlan olímpicamente,
como debe ser. ¿Dónde diablos van a jugar?
Pero me incomoda más que la prensa oficial se empeñe en
reafirmar cada día que la pelota es el juego nacional. Fuera de los
excelentes peloteros que ha producido el país, qué tiene de
nacional la pelota. Ni que fuera el tabaco o la yuca que fumaban o comían
nuestros aborígenes cuando llegaron los españoles. La pelota, en
realidad se llama base-ball; el lanzador, se llama pitcher; el receptor, se
llama catcher; el más largo de los batazos, home run; los jardineros,
left field, center field y right field, y la ringlera sajona sigue con out,
strike, short-stop, manager, home club, y a no ser que con el auge de las
corporaciones, el turismo, el jineteo y la Universidad Para Todos, el inglés
venga a ser también nuestro idioma nacional, no veo por qué el
primitivo "batos" que jugaban nuestros taínos tenga que dejar
de ser el juego nacional.
Mas si de incomodidad, rabia, arrebato, furia, cólera se trata, no
puedo dejar de pensar en que hoy los muchachos juegan con pelotas inventadas
sabe Dios con qué, fildean a mano limpia, de cualquier tolete hacen un
bate y no tienen siquiera la suerte de contar con un Nino Herrera que los saque
del aprieto. Un guante, únicamente en las shoping, sobrepasa el precio de
los veinte dólares, y, ¿con qué? Claro que el INDER tiene de
todo y el deporte es un derecho del pueblo. Pero el INDER reserva muy bien sus
recursos para los equipos élites y para la captación de talentos. ¿Y
los muchachos comunes, los que no quieren o no pueden ser estrellas deportivas,
que les interesa solamente jugar, entretenerse, divertirse, mataperrear, decirse
nombretes, a qué Nino Herrera acuden si ésos ahora viven nada más
que en Nuevo Vedado o Miramar?
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