¿A dónde irá el caballo?
Oswaldo de Céspedes, CPI
LA HABANA, mayo - El obsequio del Emir de Qatar, Jeque Homad Bin Califa Al-Thani de un caballo árabe al gobernante cubano Fidel Castro, ha suscitado comentarios entre la población cubana, que acostumbrada a sacar chispas del agua no ha dejado pasar la oportunidad para hacer una
demostración de buen humor.
Varias interrogantes circulan de boca en boca respecto al ejemplar de pura sangre, que desde el 11 de mayo es propiedad presidencial, y al cual hay que trasladar desde el Golfo Pérsico hasta la isla del Caribe.
Entre risas, algunos dicen que el animal no viajará en avión pues, como lo suponen brioso y de mal carácter, si se disgusta pudiera derribar la aeronave a patadas, por lo que será trasladado para acá en un buque y bajo la responsabilidad del capitán de
la nave que, para mayor seguridad, lo alojará durante el viaje en su camarote para que el animalito no se arañe.
El arribo de la bestia a Cuba quizás sea por el puerto de La Habana, Mariel, Cabañas, Matanzas o cualquier otro, pero deberá ser bajo extrema vigilancia -dicen los humoristas- para que no vaya a ser convertido en bistec por aquellos que se dedican al hurto y sacrificio de
ganado mayor.
Agregan las malas lenguas que si, como es de esperar, el caballo es utilizado como semental, tendrá una vida holgada y segura siempre que no le ocurra igual que a Ubre Blanca, la famosa vaquita que daba más de cien litros de leche al día y terminó disecada en un museo
al dar más de los que podía. Todo depende de que al corcel no le vayan a asignar la cuota de montar diez yeguas cada día.
Entre otros comentarios, hay quienes dicen: "Pobrecito animal, él no sabe dónde ha caído".
Otros aseguran: "Si pudiera hablar pedía perdón por los pecados cometidos".
Algunos han llegado a expresar: "Si supiera a donde lo traen ya se hubiera lanzado a galope sobre el golfo para suicidarse".
Pero, muchos opinan que "ese animal vivirá mejor que nosotros. Comerá todos los días, dormirá con aire acondicionado, paseará por una bella campiña y estará más cuidado que una señorita".
Entre chistes a lo cubano se espera la llegada del corcel árabe, unos por curiosidad y otros por conocer su destino. ¡Dios quiera que no sea el Museo de Ciencias Naturales del Capitolio Nacional!
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