De "incendiario" a opositor sólo hay un paso
Tania Díaz Castro
LA HABANA, mayo - Hace unos días, un viejo colega oficialista me hizo saber que en la actualidad al "conflictivo" de ayer le dicen "incendiario". No porque ocasione incendios, sino por lo que escribe en la prensa o expresa en la reunión. Si un periodista, por
ejemplo, hace un artículo donde se traslucen errores del sistema, comienza a ser mal visto por la policía política, la que entonces orienta que se le mantenga bajo vigilancia y control.
Luego, aunque este avizorado colega deje de ser fiel a la realidad, ocurre aquello de "cría fama y acuéstate a dormir". Quedará registrado para siempre en un expediente que todos sabemos dónde está y quiénes lo manejan.
El "incendiario" es ese trabajador que en una apacible o aburrida reunión saca a relucir un problema nada fácil de resolver frente al totalitarismo del régimen. Es por eso que tanto los administradores como los dirigentes temen más al "incendiario"
que al mismo Imperialismo, que ya es mucho decir. Porque el "incendiario", señores, no achaca nuestros defectos y problemas al llamado "bloqueo", sino al totí, que en verdad es el verdadero culpable.
El "incendiario", que se sepa, se enfrenta a una administración laboral o a una página oficialista de la prensa con una tranquilidad pasmosa. Esto le ocurre porque desconoce cómo se vive en las bóvedas de la Seguridad del Estado, sus torturas psicológicas
aprendidas en la antigua KGB , más sus consecuencias, por las que pasa todo aquél que se atreve a combatir la chapucería e ineficacia del régimen.
Me dicen que el sobrenombre de "incendiario" se escucha cada vez más en nuestros medios de difusión y laboral, que estos personajes proliferan con los días. Son quienes critican "el jineterismo" o prostitución, señalando que se trata de
mujeres casi niñas provenientes de nuestro (el mejor) sistema escolar, quienes señalan el robo de paquetes que se envían de una provincia a otra o las peleas de perros por dinero en plena vía pública. Porque aquéllos que difaman a la prensa independiente
llamándonos mercenarios, farsantes, mediocres y otras cosas por el estilo, ésos, no corren ningún riesgo. Cumplen con las órdenes de "los de arriba".
Mientras tanto, mi viejo amigo y colega tiene razón: los "incendiarios", estos personajes que no quieren vivir de espaldas a nuestra cruda realidad, están a un paso de ser opositores activos. Ni más, ni menos.
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