El extraño
caso de la prensa "muerta"
Manuel David Orrio, CPI
LA HABANA, mayo - Dijo el colega del periodismo independiente cubano Raúl
Rivero Castañeda que "Cuba es un caso singular donde está
completamente muerta la prensa. No hay necesidad de hacer una gran acción
represiva en contra del periodismo porque éste está fuera de
funciones". Así lo afirmó a la agencia AFP el pasado 3 de
mayo, a la vez que también admitió que "muchos de los
llamados 'periodistas independientes'" tienen por intención "(...)
militar en la oposición e incluso obtener una visa de refugiado más
que informar lo que está pasando en la Isla", aseveró el
reporte.
Desconozco si AFP, o Rivero, expresaron que para los periodistas
independientes recibir una ayuda económica es un lastre político, "pues
ésa es la principal acusación que lanza el gobierno (cubano)
contra ellos: recibir dinero del extranjero".
El modo de redacción del despacho no permite conocer quién lo
dijo; más bien parece opinión del periodista, aunque éste
cita a Rivero como base general de la noticia: "La falta de una formación
profesional adecuada, y un compromiso político, lastran el trabajo de
los periodistas independientes y los pone en un plano semejante al de los
periodistas oficiales".
Finalmente, el colega Rivero se extendió en algo así como una
valoración "filosófica", al "sentenciar" que "no
hay periodismo revolucionario o contrarrevolucionario. Hay periodismo o no hay
periodismo".
Definitivamente, el extraño caso de la prensa "muerta"
tiene sus misteriosas entretelas. Mirar la paja en el ojo ajeno siempre ha sido
recurso para ocultar la viga del propio. Señala Rivero que compromisos
políticos lastran la labor del periodismo independiente. Pero él,
quien se supone debiera dar ejemplo, contrajo el compromiso político de
hacerse firmante del Proyecto Varela, como lo fue del Concilio Cubano. Es él
quien se pone "en un plano semejante al de los periodistas oficiales".
No otros, aunque lamentable es que no los más. Preguntaría a
Rivero, por ello, cuando se acabará esa doble moral que permite
alegremente decir digo para hacer diego.
Filosofías, filosofías; Raúl Rivero expresa que "no
hay periodismo revolucionario o contrarrevolucionario. Hay periodismo o no hay
periodismo", para así borrar de un plumazo la existencia real,
objetiva, inocultable, en toda latitud y longitud, de algo cuyo nombre es
periodismo de partido y que en el caso cubano tiene su máximo ejemplo en
el periódico independentista Patria. La libertad de expresión, la
sencilla libertad de expresión, consagra como derecho inalienable la
existencia del mismo, tanto como la honestidad profesional invita a no vestir
de "independiente", cuando en realidad se es "de partido".
Parecen verdades de Perogrullo, quizás más difíciles de
olvidar por advenedizos como este periodista, que se precia de su condición
de no titulado y de su "falta de formación profesional", como
cuadra entre quienes algún día defendieron el principio de la
diplomación no obligatoria, Rivero entre ellos.
Sea por creencia honesta, sea por vulgar oportunismo, sea por las
complicidades cubanas entre el miedo y la doble moral, excelentes profesionales
trabajan para medios de prensa sujetos al control del gobierno de Fidel Castro.
Pedro de la Hoz, Magda Resik, el Reinaldo Taladrid de la serie televisiva
Pasaje a lo Desconocido, son algunos de los ejemplos. No comprendo a Rivero, no
entiendo qué gana el periodismo independiente cubano con negar sal y agua
a los méritos de competidores y adversarios, para no mencionar los
esfuerzos de la naciente prensa católica isleña, para no contar
de colegas independientes con respeto ganado ante un Fidel Castro, que les cita,
lo cual quiere decir credibilidad aún a regañadientes. Aun en las
cadenas esclavas de la censura, es posible hallar el vuelo de una buena pluma.
Cierto es, alrededor del 60 por ciento de quienes integran el movimiento de
los periodistas independientes cubanos abandonó el país. Por
miseria, por oportunismo, porque aguantar el ostracismo social no lo pueden
todos. Pero los presentes, muchos de ellos y otros por venir si se es
inteligente, si no se cierran puertas, no ven razones para el pesimismo. Si se
cansó Rivero, dígalo honestamente. Pero no eche sobre las espaldas
de otros el cansancio propio.
Un comentario sobre el tema de las ayudas a los periodistas independientes y
el "lastre político" que ocasionan, dice el cable, cual si se
imitase a las mesas redondas de Fidel Castro. Muchos en el mundo reciben apoyos
gubernamentales para promover valores como la libertad de expresión, y
no sólo de Estados Unidos.
¡Vaya vidita, vaya paradojas! El extraño caso de la prensa "muerta"
tiene esas entretelas. Rivero, allá en su balcón de la calle Peñalver,
parece ganado por el gris de la contaminación que desde allí se
ve. Allá él; mis ojos refrescan con una imagen de José
Martí, la verá de mi mesa de trabajo, junto a la cual puedo leer
un pensamiento suyo: "Sólo la opresión debe temer al pleno
ejercicio de la libertad". Divisa de CubaNet, por cierto.
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