¿El cubano viste a la moda?
Tania Díaz Castro
LA HABANA, mayo - Hace cuarenta y dos años, tiempo que lleva en el poder Fidel Castro, que el cubano no puede vestir a la moda. Pruebas hay de sobra. Todo comenzó cuando los comercios de la Isla fueron nacionalizados. A partir de ese momento las tiendas empezaron a permanecer vacías.
Así durante tres décadas. Luego aparecieron las tiendas de área dólar, a las que sólo una mínima parte de la población tiene acceso.
Quienes hemos vivido en pueblos y ciudades del interior de la Isla recordamos cómo en las décadas del cuarenta y cincuenta hasta las mujeres más pobres podían disponer de unos metros de crepé, satín y hasta de terciopelo, o telas que imitaban el astracán,
para lucir vestidos según la moda de París, New York o Italia, que aparecía en las revistas dedicadas a la mujer: "Vanidades", "Ellas", "Romances" y otras.
Siendo yo niña, hija de despalilladores, no me faltaba mi vestido de holán de hilo bordado, según la última moda. Incluso hasta recuerdo una tienda cuyos dueños polacos ofrecían las telas de moda con facilidades de pago.
Los sábados y domingos, por ejemplo, podía verse a mujeres y hombres vistiendo lo último de la moda, mientras deban el paseo habitual alrededor de la glorieta del parque. Pero todo eso se acabó un día. La tienda del polaco fue nacionalizada y en vez de telas,
encajes y adornos para vestidos, comenzaron a venderse cajitas de cartón vacías o ciertos artículos que jamás nadie compraba. Hasta las revistas femeninas sustituyeron las páginas para las modas por discursos o propaganda gubernamental.
Ha transcurrido casi medio siglo y la situación ha empeorado respecto a la moda. Sencillamente, el cubano perdió su cultura en el vestir. Es más, si tuviéramos que añadir una razón al hecho de que en Cuba se mantiene el éxodo constante, legal e
ilegal, hacia Estados Unidos u otros países, escogeríamos el problema de la ropa como uno de los más importantes.
Hoy, el cubano se viste con ropas de segunda mano que se venden a precios nada módicos para que esas tiendas estatales no se queden vacías en poco tiempo. Se trata de ropas pasadas de moda, en ocasiones zurcidas y podridas que, según se comenta, forman parte de donaciones
enviadas a Cuba.
Pero no todos los cubanos han permanecido todo este tiempo al margen de la moda. "La Maison", casa de moda cubana perteneciente a la Corporación CIMEX, fundada hace más de veinte años, realiza desfiles de moda para esposas de dirigentes políticos, mujeres
del mundo diplomático o algunas funcionarias del Estado. Por sus pasarelas han desfilado lindas muchachas, entre ellas la propia hija de Fidel Castro, Alina Fernández Revuelta, exhibiendo vestidos exclusivos para ser vendidos a altísimos precios en las boutiques para
extranjeros.
Todos sabemos que el Ministerio de la Industria Ligera jamás se ha empeñado en que la población cubana continuara con su vieja costumbre de vestir bien y a la moda. Sus escasas y chabacanas confecciones, vendidas a través de la libreta de racionamiento, jamás
fueron del gusto popular. Los propios altos dirigentes del gobierno dieron el ejemplo de desinterés, vistiendo el aburrido traje militar, en un país donde hasta el campesino gustaba de asistir a sus fiestas vestido a la moda. Incluso no sabemos si aquel funcionario que importó
siempre las pocas telas que llegaron al país es el mismo que trajo de la antigua URSS miles de aparatos mecánicos para barrer nieve y grandes e innecesarios baúles y biombos chinos con incrustaciones en nácar.
Recientemente la prensa oficialista hizo referencia a que en el Instituto Superior de Diseño Industrial una veintena de diseñadores especializados en vestuario desempeñan sus funciones con gran eficacia. Y yo me pregunto para qué y para quiénes, pues el pueblo
cubano jamás ha estado tan mal vestido como hoy, otro derecho que se le niega, a pesar del énfasis que se hace en los discursos para salvar la cultura.
Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
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