El campismo:
¿opción o imposición?
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, mayo - En los últimos veinte años sólo
el 8,3 por ciento de los cubanos han tenido la oportunidad de disfrutar la única
opción recreativa que ofrece el gobierno cubano: campismo popular.
El campismo es una modalidad de amplia difusión mundial, pero debía
ser el complemento de otras formas recreativas para los cubanos. La realidad es
otra, el gobierno de la Isla decidió que el campismo es la manera en que
los nativos tienen que disfrutar sus vacaciones.
La propaganda oficial aborda el tema como si fuera un gran logro y no trata
sobre qué se le oferta y qué no a los nacionales en esas
instalaciones para acampar.
Debemos aclarar que al cubano se le niega el disfrute de los más
bellos sitios naturales del país, destinados exclusivamente a
extranjeros, donde hay lujosos hoteles, villas o cabañas dolarizadas, en
los cuales prima el confort y buen servicio.
En contraste, las llamadas bases de campismo popular -que en su mejor
momento sobrepasaban el centenar- hoy han decrecido hasta ocho decenas, y han
tenido que ceder sus mejores plazas a inversiones del turismo extranjero.
Actualmente, por cada 559 habitantes hay una cama en instalaciones de
campismo popular, en condiciones de confort cuestionables, pues el 25 por ciento
de ellas no cuentan con baños individuales, al 40 por ciento de los
usuarios de ese servicio no se le garantiza el transporte y los alimentos que se
venden en las cocinas colectivas instaladas en esos centros recreativos son de
mala calidad y variedad.
Ir al campismo popular es un verdadero caos. Hay que llevar el ventilador,
alimentos para reforzar el escaso menú, la ropa de cama y en ocasiones
hasta el equipo de televisión pues no hay suficientes en esas
instalaciones.
Además, se da el caso de que la habitación no tenga servicio
de corriente eléctrica o que el baño esté tupido o que no
haya agua potable o que falte el equipo de refrigeración doméstico.
A pesar de estas dificultades y deficiencias, los jóvenes,
principalmente, utilizan el campismo popular, pues no tienen otra opción
para llenar el tiempo de descanso.
Un deseo refrenado afecta a la mayor parte de la sociedad, que quiere
recrearse y vacacionar en mejores condiciones, pero el gobierno prefiere tener
bajos niveles de ocupación en la red hotelera que ofrecer esas plazas a
los cubanos. Este procedimiento gubernamental es considerado por muchos como "apartheit
turístico".
No obstante, en las primeras semanas de la primavera se evidenció el
incremento en la demanda de plazas en el campismo popular. Se prevee que aumente
durante el verano. Pero no se esperan mejorías sustanciales en la única
opción recreativa y vacacional que le queda a los cubanos.
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