Terrible
enfermedad
Milagros Beatón, APLO
SANTIAGO DE CUBA, mayo - El pueblo cubano está sumergido en la
falsedad. La ideología y la política del Partido Comunista
ilusionaron a una gran masa de individuos, generalmente humildes, ansiosos de
vivir dignamente, en libertad, en paz, pero terminaron convertidos en una clase
esclavizada.
Hoy por hoy, cada cubano tiene su cuota de responsabilidad en esta falsa
edificación. Ha sido sostén -involuntario o no- de ella. Para
desempeñar ese rol el gobierno dispuso que desde la enseñanza
primaria a los niños se les instruya en la mentira.
Después, se finge para ser "confiable" y poder optar por
una plaza, para mantenerse en el puesto de trabajo, para no violar las absurdas
leyes del sistema.
El que no se ajuste a este tipo de "vida" será castigado,
inexorablemente. Será sustituido de sus funciones, perderá el
empleo, desterrado en su propia tierra o encarcelado, según sea el caso.
Fingir es fácil. Todo lo que se tiene que decir -ya sea en los medios
de prensa, en las reuniones del centro de trabajo, en las conferencias con
asistencia de representantes extranjeros, en congresos u otros actos políticos-
es que se está de acuerdo con el sistema comunista y muy contento, al
igual que el resto del pueblo.
También es recomendable agregar que nuestro sistema es el más
justo, el más digno, el de mayores oportunidades y el único capaz
de llevar a la humanidad al progreso y la justicia.
Esta falsedad es el germen causante de la enfermedad terrible que ha sumido
a la sociedad cubana en la oscuridad.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente. |