La bandera
prohibida
Claudia Márquez Linares, Grupo Decoro
LA HABANA, marzo - Desde que comenzó el curso escolar lo advirtieron.
Prohibieron terminantemente que entren a la escuela alumnos con prendas de
vestir o mochilas que tuvieran impresa la bandera norteamericana.
La niña Lingmay, de 12 años, estudia en la secundaria básica
"Luis Fernández" (ubicada en el municipio habanero del Cerro).
Cuando la profesora le pidió a la pequeña que saliera del aula ésta
no podía imaginar qué sucedería, pero las palabras de la
docente fueron precisas: "¡Quítate ese abrigo de inmediato o póntelo
al revés, tú sabes que a la escuela no se puede entrar con la
bandera de Estados Unidos!"
La pequeña Lingmay apenas pudo murmurar: "¿Eso qué
tiene que ver?"
En Cuba, para la mayoría de los adolescentes y jóvenes, lucir
la bandera estadounidense en las prendas de vestir es señal de que se
tiene mucho "swing" (o sea que se mece o mueve al compás de la
moda).
Las discotecas, como la que está situada en la esquina del Gran
Teatro de La Habana, cada sábado se llena de muchachos de ambos sexos que
generalmente lucen banderas norteamericanas en pantalones, camisetas, o en pañuelos
que se amarran en la cabeza.
La prohibición de vestuario o útiles escolares con banderas
estadounidenses fue promovida hace años por el entonces presidente de la
Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y no es más que un
modo de inyectarle a la juventud odio hacia el país vecino.
Sin embargo, la medida lo único que ha logrado hasta ahora es
acentuar la falsedad porque cuando la juventud sale de las escuelas vuelven a
usar vestuarios con banderas estadounidenses, que ahora está de moda en
Cuba.
Así nuestros adolescentes y jóvenes comienzan a dar sus
primeros pasos en la doble moral. En las marchas combatientes gritan: "¡Abajo
el Imperialismo!", pero después del desfile bailan con la música
de los Back Street Boys.
La indiscutible influencia en nuestra sociedad del modo de vida
estadounidense no es un hecho abstracto. Más de dos millones de cubanos
gozan de las virtudes de la libertad, en su mayoría son residentes en ese
país norteño, y son prósperos.
Ellos pueden, además, aliviar el hambre de los que vivimos en el "paraíso
socialista" mediante las remesas de dinero.
Los dirigentes cubanos han manifestado reiteradamente que su enemistad no es
con el pueblo, con la nación de Estados Unidos, sino con su gobierno.
¿Acaso la bandera no es un símbolo de la nación, del
pueblo?
¿Consideran los comunistas cubanos que los norteamericanos no sienten
respeto por su enseña nacional?
Ahora, cuando el invierno cubano enfría tenuemente, Lingmay sale con
su abrigo al revés. Si alguien le indica a la niña que lleva mal
puesta la prenda de vestir, ella, con fina ironía e ingenuidad fingida,
responde: "¡Tiene la bandera de Estados Unidos de Norteamérica,
que está prohibida portarla en Cuba!"
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