CUBANET .INDEPENDIENTE

19 de marzo, 2001


La Carte Blanche. ¡Voila!

Miguel Angel Ponce de León, Grupo Decoro

LA HABANA, marzo - Si es usted ligeramente mayor de cincuenta años, si no tiene dinero y un palancón detrás en el aparato estatal, y para colmo es gay, apriete bien los músculos de sus esfínteres antes de decir o escribir algo que 'rasgue' ligeramente el velo que cubre 'lo otro': el monstruo invisible que es el poder real.

Si además circuló, aunque sea sólo como elemento 'decorativo' por los salones cortesanos habaneros y pretende seguir jodiendo, taponéelos.

Hace sólo unos días entré en el caserón del tango, deprimente lugar, con la intención de comer algo. Me encontré con El Disidente. Lo invité a un café, ¿qué más? Charlé con él y casi como colofón de su monólogo me espetó: "Cámbiate ese pantalón, mi socio, es de chiva". Es cierto que el color y la textura de la tela recuerdan el usado por oficiales del MININT. Le ofrecí un cigarrillo Popular y miré con dulzura su rubicundo rostro. "No tiene clase", pensé. Recordé al amigo que habiendo comprado el pantalón en Londres, no en Harrod's precisamente, me lo regaló. ¿Cómo un noble (aunque sea arruinado) caería en la chivatería? Sería una actividad demasiado barata.

Un noble, de sangre, tiene otros intereses, otras miras. Los delatores pagan su pequeño precio por mantener sus pequeños 'negocios'. Lo compadecí. Pensé en sus esfínteres, pues debe tener varios. ¡Pobre pueblo cubano!

La charla con El Disidente versó sobre su posible salida definitiva. No hacia el Norte revuelto y brutal, no, hacia Europa. Escandinavia si es posible. Hace años parlotea sobre su salida definitiva. Quizás no ha pensado en la tremenda dificultad que el finés le pueda presentar. ¡Ah! tiene miedo, ligeramente según dice, de que no le den la salida del país. La famosa tarjeta blanca. ¿Quién es, o ha sido, para que no se la den? Ya eso es harina de otro costal. La tarjeta blanca es como un comodín de un juego de barajas. De acuerdo a los intereses en juego con cada individuo que la solicita, entran a funcionar mecanismos de chantaje o presión sobre el desventurado solicitante. Si Ud. usó sólo sus caderas o es un agente del aparato estatal, todo irá sobre ruedas, le será dada su tarjeta blanca antes de que venza la visa que obtuvo con mil sacrificios y muchos dólares pagados a los coleros.

Los encuentros con El Disidente son inevitables para mí. Son casi la máxima prueba soportable. Siempre me deja un malísimo sabor (a mierda) en la boca. Recuerdos de infancia, quizás.

¿Por qué carajo tiene uno que irse DEFINITIVAMENTE de su país? Pregunta con mil respeustas. Cada cubano tiene las mil propias. Yo preferiría ir y volver. ¿Es eso posible? Quizás dependa de los reales manipuladores de la tarjeta blanca, que no son aquellos que con grados o sin ellos están sentados en las oficinas de Inmigración.

El Disidente me dejó deprimido. Aún más. Obsesionado con tantas personas queridas que nunca he vuelto a ver y que casi todas ellas no usaron las tarjetas blancas, sino las masivas salidas de El Mariel o las del 94. Algunas, la insegura travesía del Estrecho de la Florida en 'objetos flotantes' que no se pueden denominar embarcaciones.

Recordé cómo mis amigos, en el ochenta, fueron embarcados junto a delincuentes sacados a propósito de las prisiones del país. Recordé cómo un padre y su hijo se depilaron las cejas, se tiñeron de rubio el pelo y se presentaron como homosexuales para que fueran expulsados, sin tarjeta blanca, de Cuba a través del puerto de El Mariel. Recordé cómo se mantuvo al acecho hasta el día y la hora oportuna Reynaldo Arenas, en su cuartucho del 'memorable' hotel Monserrate. Ya sin tarja de bronce que lo identifique. ¿Por qué la habrán retirado de su fachada?

Pienso también en una amiga, esta vez revolucionaria ¿? que ya ha gastado 400 dólares en dos cartas de invitación y 150 dólares en un pasaporte obtenido rápidamente en una consultoría jurídica, que ni piensa en la tarjeta blanca. Ella deja en Cuba a sus padres y a sus hijos. Sólo desea ver por un mes a su esposo, que está trabajando en un país latinoamericano. Pero como su profesión es la de ejercer la Medicina necesita que el ministro del ramo la autorice a viajar. Lleva más de seis meses esperando dicha autorización.

¿Mis esfínteres? Bien apretados, gracias. Puede que continúen así, pues jamás (no tanto, Ponce) podré acercarme a los planes o papeles imaginados, aún bocetados, que deseen imponerme en el momento oportuno para ellos, los especialistas del ministerio correspondiente que atienda a los carrozones no organizados o a aquellos amantes de La Boheme. También de la de Puccini, y la de Baudelaire, of course.

¡Oh, El Disidente! Me jodió la tarde. Su pantalón fue comprado en Harry Brothers. Tienda ubicada en O'Reilly entre Bernaza y Villegas. Recientemente re-estrenada por el equipo de arquitectos y urbanistas que trabajan con amor en el casco histórico. ¿Costó siete dólares solamente?

Alguna querida amiga esperó en vano su permiso de salida. Este llegó como ella, pragmática al fin, esperaba: cuando su visa norteamericana estaba vencida. Por suerte, no es de las que tiene que hacer cola ante la Sección de Intereses, y le fue renovado su visado rápidamente.

Recuerdo que Reynaldo Arenas, en El Portero, habla de la necesidad de vivir con el miedo dentro. En Cuba, por supuesto. A pesar de la dulzura de sus cañas. Ese miedo, en la 'gente común', crece a medida que se acercan a las oficinas de Inmigración. Aquellas personas 'menos comunes' acceden al terror, obviamente. ¿Con qué les saldrán los magos de dichas oficinas antes de entregarles las dichosas tarjeticas blancas?

Ya lo expresé anteriormente, si su salida fue obtenida a través de un buen caderazo, o es debida a un trabajo secreto, o no tanto, para la patria, su permiso de salida será entregado en tiempo y forma. Pero éstos, por ahora, son los menos. ¿Realmente?

Así que aunque usted sea ligeramente menor de cincuenta años, tenga dinero, un buen palancón en el aparato estatal, no sea gay, no haya sido un solicitado cortesano, pero quiera ir a ver a su familia a USA, así como así, por verlos nada más, no necesita decir ni escribir nada que vaya en contra del 'desorden establecido'. Pero apriete bien sus esfínteres, o mejor taponéeselos, pues pudiera ser que en el momento en que le entreguen su tarjeta blanca les digan o les 'soliciten' algo que se los relaje a tope para siempre.

¿Mi edificio? Bien, gracias. Más tranquilo por ahora. Cerrado al público, por supuesto, y con una nueva camada de delatores. ¿Oíste bien, Disidente? Gracias a ello pueden tener tres o cuatro pares de 'popis' y algunos dólares para tomar cerveza. ¿Verdad que estoy bien cuidado?


Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.

[ TITULARES ] [ CENTRO ]

In Association with Amazon.com

Busque:


BUSQUEDA

Busque en Noticias de marzo

Búsqueda avanzada


SECCIONES

NOTICIAS
...Prensa Independiente
...Prensa Internacional
...Prensa Gubernamental

OTROS IDIOMAS
...Inglés
...Alemán
...Francés

SOCIEDAD CIVIL
...Introducción
...Cooperativas Agrícolas
...Movimiento Sindical
...Bibliotecas
...MCL
...Fraternidad de Ciegos
...Seguidores de Cristo
...Estudios Sociales
...Ayuno

DEL LECTOR
...Cartas
...Debate
...Opinión

BUSQUEDAS
...Archivos
...Búsquedas
...Documentos
...Enlaces

CULTURA
...Artes Plásticas
...Fotos de Cuba
...Anillas de Tabaco

CUBANET
...Semanario
...Quiénes Somos
...Informe 1998
...Correo Electrónico


CubaNet News, Inc.
145 Madeira Ave, Suite 207
Coral Gables, FL 33134
(305) 774-1887