Editorial. Diario
Las Américas, junio 26, 2001.
Posiblemente muchas personas no se han detenido a pensar con profundo espíritu
analítico la dificultad que afrontan las nuevas generaciones de cubanos
que llegan de la isla a tierras de libertad, como son las de los Estados Unidos
de América. Personas que pueden tener cuarenta años de edad, algo
m s o algo menos, han sido deformadas por los planes metódicos y diabólicos
de la tiranía marxista leninista que lo abarcan todo, desde los
conocimientos religiosos hasta los históricos, sociales, profesionales y
económicos de lo que fue Cuba. Y no sólo de lo que fue Cuba sino
de lo que en medio de cualquier circunstancia han vivido otros pueblos del mundo
democrático, aunque no necesariamente se hayan desenvuelto en bonanza.
La condición de isla, que geográficamente le ha dado una
importancia estratégica a Cuba, ha sido un factor quizás
determinante en lo relativo a mantener ahora el aislamiento impuesto por la
tiranía de Castro. Por supuesto, ese aislamiento no es únicamente
resultado de la característica insular del territorio cubano. Lo
fundamental allí, para los perversos fines de esclavizar al pueblo, es lo
que se les enseña y lo que no se les enseña a las nuevas
generaciones con respecto a lo que fue Cuba y a lo que es el resto de los
pueblos del orbe, del orbe civilizado. Hay m s, se llega hasta a amedrentar a
los padres de los niños y adolescentes en el sentido de estimular en
ellos el temor y el terror en lo concerniente a someterse a las instrucciones de
la tiranía. Hay casos en que algunos padres --no todos, ni muchos-- les
prohiben a sus hijos aproximarse a una círculo religioso diciéndoles
que eso va a representar la pérdida de ingresar a la escuela pública.
Y eso se ha oído aquí en DIARIO LAS AMERICAS en forma sencilla y
obviamente honrada, de parte de algunas personas que han vivido esa terrible
experiencia.
Es muy importante tener todo esto presente para saber que, actuando de buena
fe, sin ser agentes del marxismo-leninismo de Castro, hay muchas personas que no
pueden entender fácilmente lo falso que se les enseñó y lo
bueno que se les ocultó con mala voluntad. Por eso, muy saludable es que
aquí en el destierro cubano haya grupos de personas que se preocupen por
orientar y adaptar al mundo libre a esos meritorios cubanos recién
llegados que pueden tener o que tienen en muchos casos instrucción académica,
de profesión o de oficios, pero que padecen una inmensa orfandad en lo
relativo a cuestiones ideológicas, históricas, morales,
religiosas, sociales y económicas de lo que fue Cuba y de lo que ha sido
el mundo al cual ellos pertenecen. |