Zenit. La Habana . Publicado el 26 de junio de 2001 en el
El Nuevo Herald
Tras cuarenta años de divisiones y tensiones, la Iglesia católica
podría dar "el salto más atrevido, pero necesario e
irrenunciable'' de su historia en Cuba proponiendo una "teología de
la reconciliación''.
La propuesta acaba de ser presentada a los católicos de la isla en el
editorial del último número de Palabra nueva, la revista que
dirige la arquidiócesis de La Habana, cuyo arzobispo es el cardenal Jaime
Ortega. Al presentar este desafío, Orlando Márquez, portavoz de la
Conferencia de los Obispos de Cuba, quien escribe el artículo, aclara: "El
reto mayor no será elaborar una teología de reconciliación,
sino ponerla en práctica. Es este el lugar donde la Iglesia puede quedar
sola frente a las intransigencias de los cubanos que ocupan sólidas
posiciones de enfrentamientos históricos, de desgaste crónico'', añade.
Ahora bien, dado que la misión de la Iglesia no se agota en las
realidades temporales, debe "proponer la reconciliación y el diálogo
como solución a un conflicto largo''.
El número de la revista arquidiocesana explica que esta obra de
reconciliación es una de las conclusiones más decisivas a las que
conduce el Plan Global de Pastoral 2001-2005, aprobado a finales de año
por los obispos cubanos.
La primera es la formación de los católicos, de manera que la
conversión implique una auténtica espiritualidad cristiana, no
limitada por una rutinaria asistencia a la misa dominical. Tiene en cuenta tanto
la "búsqueda de lo religioso en el alma cristiana del pueblo'' como
el "profundo vacío existencial, miedo, inseguridad ante el futuro''
que se constata entre la gente.
La segunda prioridad pasa por potenciar "comunidades vivas y dinámicas''
para, según el texto, "impulsar la evangelización en
comunidades cristianas que asumen como desafío su crecimiento interior y
la urgencia misionera''.
Durante el año preparatorio de la visita del Papa (1997), miles de
misioneros católicos recorrieron prácticamente cada rincón
de la Isla. Ahora, el plan pastoral busca hacer de esa experiencia algo
permanente.
La tercera prioridad es la "promoción humana''.
"Como sus posibilidades rebasan el ámbito eclesial -explica
Orlando Márquez-, es quizás la más estimulante y la más
incomprendida en nuestro entorno social, al menos mientras no se reconozca la
misión profética o dimensión social de la Iglesia''. Y aquí
es donde surge con fuerza la necesidad de esa "teología de la
reconciliación''.
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