Herida ecológica
el inútil aeropuerto de Cayo Coco
Reinaldo Cosano Alén
LA HABANA, julio - Al descubrir la enorme belleza y bondad del clima, con
toda justicia Cristóbal Colón bautizó Jardines del Rey al
rosario de islas y cayos situados al norte de la provincia de Ciego de Avila.
Preservados, vírgenes desde la Creación, abren ahora sus frágiles
tesoros naturales al turismo extranjero: 52 mil vacacionistas sólo de
enero a marzo del actual año, que con la nueva opción de muchas de
sus islas y playas abiertas al nudismo tendrán este atractivo extra.
Desgraciadamente, para el ir y venir de tantos turistas el régimen
cubano ha diseñado las peores fórmulas de locomoción desde
el punto de vista ecológico: los pedraplenes o viaductos sobre el mar,
que ya llegan a la increíble cifra mortal de 500 kilómetros
enlazando la isla grande con los cayos e islas jardines, y éstos entre sí.
Pero también aeropuertos. Ambos dañan terriblemente a la
naturaleza. Lo más prudente, lo más económico, lo más
acorde con el entorno insular marítimo hubiera resultado el tránsito
mediante embarcaciones y algunos puertos de atraque. Sólo se ha
construido uno.
El actual aeropuerto de Cayo Coco, en uso, con apenas dos años y
medio de construido y de explotación, ya resulta inadecuado para tanto tránsito
de turistas no nacionales. Por eso la construcción acelerada del que lo
sustituirá, y sin que importe el daño ecológico sino la
captación de divisas (dólares estadounidenses).
Es evidente que la inútil construcción del aeropuerto de Cayo
Coco y su sustitución por uno nuevo, mayor, que pueda acoger aviones de
gran tamaño, se debe a la falta de planificación y de visión
de futuro. Lo mismo que los tan costosos y también poco útiles en
toda su magnitud pedraplenes, guiados, como en locura, por las palabras del
gobernante Fidel Castro, que en los inicios de estos "gigantismos",
que tanto han costado a la nación, exactamente el 13 de marzo de 1987, al
ser volcado al mar el primer camión de piedras (otro daño ecológico),
dijo: "Echar piedras sin mirar para adelante".
Y en ese "echar piedras" ya el mar se ha tragado montañas
de magnífica roca, arena, calizas, arcilla, perdidas para siempre en el
fondo marino. Pero, ¿quién le pone el cascabel al gato? Si en Cuba
hubiera una Asamblea Nacional del Poder Popular realmente independiente, no la
actual de complaciente docilidad al sí o al no cuando truena la voz del
amo; si hubiera real oposición parlamentaria, pero, ¡qué
digo!, si en Cuba hubiera libertad y democracia, estos gigantes macroproyectos
serían discutidos, sometidos a votación y Cuba, la humanidad
(porque la ecología compete a todos), serían los ganadores.
El nicho ecológico de los Jardines del Rey atesora 394 especies
forestales de las que el 12 por ciento es endémica, y 212 especies
faunistas, muchas endémicas. Incluso, hace poco se descubrió un
tipo de insecto desconocido por completo por la ciencia mundial.
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