Accidentes
de tránsito: verdades y silencios
Manuel David Orrio, CPI
LA HABANA, julio - Las últimas noticias sobre el estado actual de los
accidentes de tránsito en la Cuba de Fidel Castro dan suficientes motivos
para adquirir un seguro de vida, aunque por lo pronto lo destacable es el
contrapunto que hay entre el ministro de Transporte y la prensa oficiosa, tras ésta
informar que la isla exhibe una tasa de accidentes de ese género que
asciende a 72 por 100 mil habitantes, cuando en países como Estados
Unidos la misma se eleva sólo a 16 por 100 cien mil, según datos
de la Comisión de Vialidad isleña que la mencionada prensa cita.
Por su lado, el ministro del ramo, Alvaro Pérez Morales, afirmó
que las comparaciones hechas son incorrectas por motivos metodológicos. "En
primer lugar, no conocemos cómo se registran los accidentes en ninguno de
esos países, ni qué se considera accidente, cuando aquí
cualquier pequeño impacto de un vehículo con otro ya se considera
de ese rango. Las bases a partir de las cuales se registran los accidentes son
totalmente diferentes. Por tanto, las interpretaciones hechas no se ajustaron a
la realidad", expresó el funcionario.
Analistas del patio ya llevaron el lápiz a la oreja tras subrayar con
cara de duda las declaraciones ministeriales, en las que parece existir la
intención de minimizar el problema, signado porque la calle habanera
interrogó con natural lógica: ¿cómo es posible que países
con muchos más medios de transporte tengan mucho menos accidentes por 100
mil habitantes que Cuba?
El ministro Pérez da respuesta parcial a esa pregunta al reconocer
que "el 60 por ciento de los accidentes están vinculados a
indisciplinas de los conductores, peatones y ciclistas, la falta de atención
al vehículo, ingestión de bebidas alcohólicas, violación
de las leyes de tránsito, el no respeto al derecho de vía, aunque
no se desconocen los problemas con la señalización, calidad de las
vías y estado técnico de los vehículos".
Basta recorrer las calles secundarias de La Habana para comprobar que las
mismas han devenido caminos vecinales, al tiempo que fuentes del ministerio de
Salud Pública admiten que en uno de cada tres accidentes el fantasma del
alcohol ha hecho de las suyas. Sin embargo, tanto el ministro como la prensa
oficiosa no parecen haber incursionado en el intento de explicar por qué
la vialidad cubana se caracteriza por tanto irrespeto a las leyes. Una hipótesis
plausible pudiera ser ésta: si el gobierno de Fidel Castro tiene tan
largo expediente de ejercicio inconstitucional -a un lado, el tema de los
derechos humanos- ¿qué se puede esperar del común ciudadano?
Fuentes diversas llaman la atención sobre lo que parece pretende
ocultar el ministro referente a los aspectos metodológicos mencionados,
los cuales harían aparecer a Cuba como nación de mucha mayor
accidentalidad que Estados Unidos. La elemental lógica hace suponer que
tanto en la isla como en la nación del Potomac los accidentes se
registran a partir de ocurrencias reportadas por la policía, los
hospitales y los seguros, razón por la cual cabe preguntarse cuáles
diferencias esenciales distinguirían a los países. En el caso de
Cuba, la única visible apunta a un número mayor de accidentes que
los reportados, porque en muchos casos las partes involucradas en hechos leves
tienden a "ponerse de acuerdo" en la reparación de los daños,
exactamente con el propósito de evitar las molestias de ir a las
autoridades, o para evadir una responsabilidad material y laboral frente al
estado, en tanto que éste es el mayor propietario de vehículos en
Cuba. Por lo tanto, las llamadas diferencias parecen más desmentir que
avalar al ministro Pérez, diríase atrapado por la prensa oficiosa,
que luciría para la ocasión una inusual capacidad de vigilante pública
al servicio del pueblo y no del gobierno.
Mientras este debate se desenvuelve, tanto el ministro como la prensa
parecen desviar la atención de la verdadera gravedad del problema.
Comparaciones aparte y política detrás de ellas, lo cierto: ni uno
ni otra han llamado en propiedad la atención sobre el muy alarmante grado
de incremento de los accidentes de tránsito ocurrido entre 1998 y el
2000. De acuerdo con cifras oficiales hechas públicas entre esos años,
los accidentes de tránsito se elevaron en ¡48 por ciento! Y aunque
las muertes a causa de éstos se mantuvieron relativamente constantes en
unas mil anuales, los lesionados por ese motivo ascendieron en 24 por ciento.
Ojo atento: el debate de marras pudiera ocultar tan alarmante realidad, tras la
que se esconden aspectos sociales no menos preocupantes.
CUADRO 1: Accidentes de tránsito
Indicador
|
Unidad
de medida |
1998
|
1999
|
2000
|
Casos
reportados |
u
|
6479
|
8202
|
9619
|
Muertes
|
u
|
1003
|
1067
|
1024
|
Lesionados
|
u
|
6787
|
7673
|
8440
|
Población
media |
M.
de habitantes |
11139,9
|
11180,5
|
11198,8
|
Tasa
por 100 mil |
1/100
000 |
58,2
|
73,4
|
85,9
|
FUENTES: Granma, Trabajadores, Oficina Nacional de
estadísticas de Cuba y cálculos del autor.
Desconoce este periodista de dónde surgió el célebre
dato de que en Cuba ocurren 72 accidentes por cada 100 mil habitantes, pues
algunos cálculos arrojan que en realidad el 2000 finalizó con una
tasa aún superior, para escándalo nacional, de nada menos que casi
86 por cada 100 mil cubanos lo cual demuestra que tanto el ministro Pérez
como la prensa oficiosa atacan al problema por las ramas. Lo muy alarmante es cómo
están creciendo los accidentes y no si los yankees son más o menos
dados a emular con los hijos de la isla. Afirma el ministro que en los primeros
cinco meses del corriente año aquellos disminuyeron respecto a igual
etapa del anterior, pues bien, ¿qué garantías existen de que
el 2001 no revertirá en sus meses posteriores esa favorable tendencia? ¿Dónde
están los cambios institucionales y de cultura vial que estabilicen la
mencionada disminución?
Uno de los silencios de ultimilla tiene que ver con la participación
de ciclistas en los accidentes de tránsito. Las cifras disponibles
parecen anunciar que la presencia de aquellos en éstos ha disminuido,
aunque el carácter parcial de los números no invita a las
ilusiones, sino que más bien ofrece la pista de que el aumento de los
accidentes de tránsito se debe más a los vehículos
automotores, entre los cuales los propiedad del estado son mayoritarios, lo que
introduce la hipótesis de una irresponsable administración de los
mismos. Ojo atento: no se ha divulgado información completa, por lo tanto
la opinión pública nacional desconoce quién es el gran
culpable de tan alarmantes incrementos. Llama poderosamente la atención
ese silencio estadístico alrededor de los ciclistas, cual si se estuviera
ante el rastro de quien ya no se puede ocultar tras ellos. Ojo atento, ojo
atento.
CUADRO 2: Accidentes de tránsito con participación
de ciclistas
Indicador
|
1998
|
Enero-octubre
1999 |
Enero-octubre
2000 |
Casos
reportados |
1929
|
1617
|
1501
|
Muertos
|
273
|
233
|
186
|
Lesionados
|
1862
|
1503
|
1391
|
FUENTES: Granma, Trabajadores.
Verdades y silencios referidos a los accidentes de tránsito que
ocurren en la Cuba de Fidel Castro parecen mezclarse al estilo del ajiaco, plato
nacional.
Entretanto, la muerte acecha en calles y carreteras de la nación,
muchas veces de la mano con una botella de ron. Guerra secreta, aunque no se
sabe contra quién.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
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