Autopsia del
rumor
Lucas Garve, CPI
LA HABANA, julio - "Cuando el río suena es porque agua corre",
reza el proverbio para afirmar el valor de la ambigüedad en ese canal de la
comunicación informal identificado como "rumor".
El rumor posee una estructura característica marcada por la
impersonalidad de la fuente. La expresión del rumor se apoya en la
ausencia de fuente emisora. Así, el rumor es un "préstamo"
que usted retransmite.
"¡Oye, Ñico, dicen por ahí que van a vender carne'e
puerco a quince pesos el domingo en el mercado!"
"Juana, ni sueñes, si el puerco está subiendo de
precio..." respondió el cónyuge sin apartar la mirada del
televisor.
La mayor deficiencia de la información en los medios de comunicación
cubanos está causada por la parcialización tendenciosa. Al
presentar los hechos sólo del lado correspondiente a la tendencia política
oficial, los medios nacionales crean un abismo de incredulidad. Para salvar ese
vacío, empujados por la necesidad de información, no hay mejor
puente que el rumor.
El misterio de las decisiones centralizadas. La falta de transparencia en el
proceso mismo de la toma de decisiones permite al rumor que camine solo.
Dos estadounidenses, Alport y Postman, estudiosos de la "rumorología",
integraron en una fórmula los elementos fundamentales que caracterizan el
peso de formación del rumor: R = i x a.
Me explico, la cantidad de rumor (R) es proporcionalmente igual a la
importancia del asunto (i) multiplicado por la ambigüedad (a) del mismo.
¡Caballero, pero qué fácil parece todo, cuando otros le
meten la cabeza! Los temas de los rumores abarcan cualquier asunto. Solamente
basta que revistan importancia para X (el emisor o fuente anónima) y esta
relevancia sea compartida por un grupo de personas. ¡Ahí comenzó
entonces a rodar el nuevo rumor!
En muchas ocasiones el rumor rehuye la realidad porque está
garantizado por los factores que lo producen. En tanto posea importancia el
asunto y goce de cierta ambigüedad, éste será válido
para aquellos que dependen de la información para satisfacer la
curiosidad por conocer de un aspecto de la realidad.
Usted estará de acuerdo conmigo que el mejor antídoto contra
el rumor es contar con una información exhaustivamente objetiva a la
mano. Créalo, no hay mejor vacuna contra la enfermedad del rumor.
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