Preocupante
auge de la tala de árboles en Pinar del Río
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, julio - Ecologistas independientes están muy
preocupados por el intenso programa de tala de árboles en bosques de la
provincia de Pinar del Río, y también por el creciente rumor de
que se quiere convertir esa actividad en la principal industria de esta región
del país.
Alrededor del 45 por ciento del territorio de Pinar del Río tiene
zonas de desarrollo forestal, pero sólo unas 100 mil hectáreas
pertenecen a plantaciones que reúnen las condiciones para la explotación
intensiva.
En noviembre de 2000 el gobierno cubano admitió su fracaso en este
tipo de planes cuando voceros manifestaron públicamente que el
crecimiento de la superficie boscosa es lento, que son insuficientes los índices
de supervivencias de las plantas, así como que hay poca diversidad e
incorrecta selección en las especies sembradas, y que las áreas
para esa labor son mal escogidas. Situación a la que no es ajena esta
provincia.
Durante las décadas del 60 y del 70 del siglo pasado, las
plantaciones ejecutadas en Pinar del Río (unas 50 mil hectáreas)
presentaban serias limitaciones en cuanto al rendimiento de madera que de ellas
se esperaba. Estos son los bosques que hoy son talados.
Es común ver en los aserraderos de la provincia troncos endebles, lo
que demuestra en la práctica que tales plantaciones no están aún
en su momento óptimo para la tala.
Por otro lado, fuentes oficiales expresaron que entre 1999 y el 2000 los
incendios forestales arrasaron más de 12 mil hectáreas de bosques
en las montañas de Pinar del Río. Baste un sólo ejemplo
para ilustrar la gravedad del asunto: la empresa forestal Macurije sufrió
afectaciones en 7 mil hectáreas, lo que equivale, según lo
programado, a la tala que debe realizar en 11,6 años.
De altamente agresivo al entorno consideran los ecologistas independientes
cubanos la intensificación de la tala, de la extracción de la
resina a los pinos, así como el hecho de equipar a la industria forestal
con equipos modernos y sofisticados que le permiten a esa industria fijarse
metas que van más allá de las posibilidades reales de los bosques.
En fin, coinciden los expertos, puede que se logren más puestos de
trabajo en esa industria e incluso algún crecimiento económico,
pero será a cambio de daños severos al entorno pinareño.
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