Una vía
posible
Claudia Márquez Linares, Grupo Decoro
LA HABANA, julio - A pesar de las críticas de los escépticos y
los mal intencionados, el Proyecto Varela avanza.
Para nadie es un secreto el desgaste político, económico y
social que sufre actualmente el país. El descontento de un pueblo sumido
en la inercia política desde hace cuatro décadas nunca se ha
podido medir a través de las urnas. En Cuba quien no vota está
condenado a los peores puestos de trabajo e incluso al aislamiento si manifiesta
abiertamente su descontento con el régimen.
De ahí podemos comprender la constante vigilancia a que son sometidos
los disidentes y opositores políticos al sistema. Trabajar abiertamente
porque la libertad sea un status real del que puedan disfrutar en un futuro las
nuevas generaciones lleva consigo muchos retos. Desde pequeños la doble
moral fue nuestra tarjeta de presentación, pues nuestros padres nos decían
que en la escuela "no se puede hablar mal del gobierno".
Sin dudas un haz de luz ha resultado el Proyecto Varela cuando más de
cien organizaciones cívicas, políticas y de derechos humanos lo
han suscrito y trabajan en todo el país por la recogida de firmas. La
Constitución cubana establece dos vías para que los ciudadanos
puedan solicitar un referendo: la boleta y la carta a diputados. El proyecto
utiliza las dos vías y se apoya en los artículos 1, 63, 54, 84,
87, 88 y 88g de la Constitución, y cualquier persona que lo interfiera
puede ser sancionado por el artículo 292 del código penal vigente.
Hasta el momento 1,500 ciudadanos han firmado la Carta a los Diputados en
cerca de una veintena de los 169 municipios existentes en el país,
incluido el de Santiago de Cuba por donde el presidente Fidel Castro es diputado
a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
El Proyecto Varela es una gran oportunidad para que las nuevas generaciones
decidan si desean socialismo o libertad de expresión, asociación y
reunión, amnistía para los presos políticos, libertad económica
y la aprobación de una nueva ley electoral.
La actual Constitución fue aprobada por referendo en el año
1976. Más de 140 mil cubanos abandonaron el país por el Mariel en
1980, otros miles lo hicieron cuando la crisis de los balseros en 1994, pero a
los que tenemos 23, 25, 28 años nunca se nos preguntó si estamos
de acuerdo con la Constitución vigente y si aceptamos el actual estado de
cosas en pos del socialismo.
El Proyecto Varela es la oportunidad de las nuevas generaciones de cubanos
que en su mayoría ya no creen en el "hombre nuevo" que soñó
la directiva revolucionaria en 1959.
En la última visita que realizara a La Habana Frederick Malm,
vicepresidente de la Juventud Liberal de Suecia, con una sonrisa pedía el
Proyecto Varela para firmarlo. Quienes no son ciudadanos cubanos no pueden
firmarlo, pero sí pueden brindar su apoyo moral a esta iniciativa que no
tiene otro aliento que el anhelo de libertad del pueblo de Cuba.
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