Acosan a
trabajador porque no quiso ser militante comunista
PINAR DEL RIO, 2 de julio (Víctor Rolando Arroyo, UPECI) - Wilson
Bravo Miranda abandonó su empleo por las amenazas y maltratos que le
infligieron sus superiores cuando él declinó incorporarse a la Unión
de Jóvenes Comunistas (UJC).
Luego de laborar casi tres años como supervisor operador de sistemas
de combustible, Bravo Miranda optó por irse de su trabajo en la Empresa
Cubana del Petróleo (CUPET).
El joven, de 25 años, se negó a afiliarse a la UJC el 23 de
mayo último y de inmediato el jefe de los supervisores, el ex oficial de
la inteligencia nombrado Jorge Luis Carbonell, lo acusó de apático
al gobierno y manifestó que Bravo Miranda había perdido la
confiabilidad de sus directivos.
"Esta negativa te traerá serios problemas", amenazó
el funcionario Carbonell.
Días después el joven fue enviado a La Habana sin dinero para
el viaje y con la orden de regresar con un tren cargado de combustible. Además
de la casi imposible tarea que le asignaron, Carbonell le manifestó a
Bravo Miranda que desde ese momento él conocería el rigor de
trabajar en una empresa donde casi todos los jefes eran desmovilizados del ejército
o del Ministerio del Interior.
Ante tales maltratos y amenazas el joven renunció a su empleo pues
teme, según expresó, que lo acusen de cualquier cosa y lo vayan a
encarcelar.
Bravo Miranda reveló que las condiciones que estos funcionarios le
imponen a los trabajadores son inhumanas. "Hay que estar días
enteros laborando y en ocasiones no hay más alimentos que pan y algunos
embutidos en mal estado.
"Ahora les dan 15 pesos diarios (0.75 dólar) para que coman,
pero esa suma no alcanza para esos viajes en los que además hay mucha
tensión debido a los frecuentes robos de combustible", precisó
la fuente.
El salario no rebasa los 220 pesos y algún que otro mes los estimulan
con siete u ocho dólares. "Pero para ganárselos hay que
participar en las actividades políticas, hacer trabajos voluntarios y
soportar calladamente las injusticias de los capataces como el señor
Carbonell", denunció Bravo Miranda.
Después que este joven se marchó del lugar otros trabajadores
siguieron su ejemplo. Estas personas serán consideradas de por vida "no
confiables" para el proceso revolucionario.
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