También
la historia tiene su basurero
José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad
LA HABANA, enero - El gobierno de Cuba ha vuelto a arremeter, a través
de todos sus medios de propaganda, contra la oposición pacífica y
contra el periodismo independiente.
De nuevo, y como siempre, no se da espacio para la réplica. Los
argumentos utilizados son injuriosos, expresados desde la impunidad vergonzosa
que proporciona el poder absoluto a sus servidores.
Vladimir Lenin, comunista por antonomasia, decía que "(...)
independientemente de los colores de los cristales con que miremos, la realidad
es una y cada quien decide por sí, si la acepta tal como es, si lucha por
modificarla o si decide evadirla (...)"
Y la realidad es que el gobierno comunista de Cuba y su basamento ideológico
han fracasado de manera estrepitosa, y que la oposición interna junto a
los periodistas independientes -que, ante todo, son cubanos- han decidido luchar
por cambiar esa realidad.
El régimen, que ha convocado a una lucha de ideas, tiene sus oídos
preparados únicamente para la lisonja y el aplauso sumiso, por lo que
cuando escucha una opinión diferente ni siquiera ve matices, sino que
inmediatamente se asusta y comienza a atacar hacia todas partes.
Es cierto que tiene razones para asustarse. El régimen está
demasiado gastado y tiene mucho que perder. Sólo puede mantenerse por la
violencia y la coacción política.
Ser dueño de un país es un gran negocio. Pero la equivocación
del Partido Comunista está en que el país no le ha sido regalado
ni entregado en usufructo gratuito a ningún grupo o casta. Cuba, por
derecho ancestral, por historia, por sacrificio y por innumerables muestras de
amor entregada al terruño; es de todos los cubanos.
Los ataques, por muy cruentos que sean, no van a terminar con aquellos que
desean los cambios que transformarán para bien la vida de todos en la
mayor de las Antillas.
La señal que emite el régimen es equivocada. Nadie se va a
asustar. Ni creo tampoco que el mundo va a cambiar su manera de tratar con el
comunismo implantado en Cuba porque piense que de esa forma ayude o proteja a
los que desean instaurar la democracia en el país.
Hay un tiempo para todo. Esto se plantea en la Biblia. Y éste ya no
es el tiempo del totalitarismo ortodoxo, sino que es la época de la
democracia y la libertad. Quien no quiera entenderlo debe saber que también
la historia tiene su basurero: adonde se echan... las cosas no reciclables.
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