¿Por qué
nuestros padres y abuelos no son emigrantes potenciales?
Juan Carlos Linares, Cuba Voz
LA HABANA, enero - El aumento de la cantidad de visas temporales asignadas a
los cubanos para que visiten a sus familiares residentes en los Estados Unidos
de América, fue acogido por la generalidad de los nacionales como una
buena noticia.
Sin embargo, al gobierno comunista no parece gustarle mucho la idea.
Según voceros del gobierno, el hecho de otorgar mayores cantidades de
permisos de visitas temporales es una modalidad de lavado de cerebro por parte
del enemigo.
Debo admitir que, en parte, los voceros del comunismo tienen razón
porque al relacionarse con la familia en el extranjero y ver el mundo de la
democracia, del mercado libre, de las tiendas llenas y los precios accesibles,
del respeto a las libertades individuales, entre otras bondades, en verdad que
le aclaran el cerebro al más incrédulo de nuestros compatriotas.
No me queda la menor duda de lo del lavado de cerebro, pues indudablemente
que vivir en un sistema totalitario, bajo la dictadura de un grupo político
que constantemente repite su verborrea patriotera por todos los medios de prensa
nacionales, es como si le enfangaran el cerebro a uno.
Otra tergiversación de los portavoces gubernamentales es que nuestros
padres y abuelos, que son los que generalmente obtienen ese tipo de visas,
regresan a Cuba porque aquí se les trata bien. Pero este "argumento"
es una verdadera mentira, pues causas mayores provocan el regreso a la tierra.
En primer lugar, esas generaciones de cubanos no se formaron en una sociedad
con los patrones y hábitos migratorios que existen en la actualidad. Por
el contrario, los nacidos en la primera etapa del siglo XX vivieron con
prosperidad si se compara con la situación de crisis que se vive en Cuba
hoy.
Además, en esta Isla la tendencia siempre era a la inmigración
y no a abandonar el país.
Otra causa es que estas personas prefieren estar junto a la parte de sus
seres queridos que sufren escaseces y conflictos sociales donde tratan de
mantener la unidad familiar y ayudar a los de acá con lo que aportan los
de allá.
También juega un papel en este asunto el complejo de responsabilidad
o complicidad que tiene gran parte de estas generaciones con el destino de una
realidad que no desearon nunca. La fe revolucionaria que en un principio
apoyaron o compartieron los traicionó.
Un gobierno prohibicionista y violador de los derechos humanos de sus
gobernados los compulsa al sacrificio de inmolarse en Cuba mientras toda la
familia no se haya reunido en el exilio.
Esa es la verdad de nuestros padres y abuelos, de los que visitan a sus
familiares en Estados Unidos y luego resignadamente regresan al purgatorio
cubano trayendo también dentro de sus equipajes la fe y la esperanza que
les falta a los que viven aquí.
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