¿Prefiere
un mercado negro?
Milagros Beatón, APLO
SANTIAGO DE CUBA, enero - Muchos hombres y mujeres de este pueblo del Caribe
se ven obligados a convertirse en vendedores ambulantes sin licencia producto
del desempleo y de los bajos salarios que paga el gobierno comunista, único
empleador por norma Constitucional.
La práctica del mercado clandestino o mercado negro se ha convertido
en la forma usual con que la gente responde a las necesidades impuestas por la
crisis económica existente en el país.
Este fenómeno se ha intensificado en los últimos tiempos a
pesar de los riesgos que corren los que actúan en ese tipo de comercio:
arrestos, multas y decomiso de mercancías, entre otros.
Es indudable que el mercado ilegal constituye una fuente de empleo
independiente del control gubernamental, y que además logra resolver
algunas de las necesidades vitales de la población que ni el mismo Estado
con todo su poder represivo puede solucionar, principalmente, porque el
monopolio económico que instauró mutila la libertad, elemento
fundamental para toda obra humana.
Esta forma de comercio, aunque es atacada por la policía y por los
cuerpos de inspectores del Estado, a veces parece como si el gobierno la
tolerara, como si la prefiriera antes que aceptar el mercado libre, único
modo de sacar a la nación de la crisis que la deteriora.
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