Atarés
ya no es
Jorge Cordero, AFPCP
LA HABANA, enero - Mi niñez y adolescencia transcurrieron en la
barriada habanera de Atarés, una zona colindante con el Cerro, 10 de
Octubre y Centro Habana. Allí, mis amigos de aquellos tiempos y yo jugábamos
a las bolas o al béisbol, bailábamos trompos o nos deslizábamos
raudos con ayuda de patines o carriolas. Era un barrio como otro cualquiera de
La Habana: limpio y acogedor.
Hace unos días recorrí algunas calles de Atarés. La
primera escena que encontré fue una alcantarilla de la cual brotaba un
agua pestilente y sucia. El líquido corría por la calle Príncipe,
entre Vigía y Romay.
Al fondo de la fábrica que hoy se conoce por el nombre Waldo Díaz,
actualmente abandonada, donde se reparaban transformadores destinados a los
centrales azucareros, hay una tremenda inundación de agua potable que
brota de una tubería averiada. Según me informaron los vecinos,
hace cuatro meses que se despilfarra el líquido y en las noches es prácticamente
intransitable el lugar.
La totalidad de las calles de Atarés, antes planas y bien asfaltadas,
ahora están saturadas de huecos y hondonadas.
Sigo mi recorrido y me entero de dos niños enfermos de hepatitis y
que sus madres están casi enloquecidas buscando con qué
alimentarlo. Otro menor tuvo que ser ingresado de urgencia con la enfermedad del
ratón: leptospirosis, como dicen los médicos.
Ratones y ratas tienen asegurado su medio en Atarés: en casi todas
las esquinas hay basura amontonada. Me explican que hasta un mes transcurre y no
recogen estos basureros. "Estamos vivos por intersección divina, no
por higiene ni por el Ministerio de Salud Pública. En cualquier momento
aparece una epidemia y nos aniquila" -dice un residente del lugar que
prefirió no decir su nombre.
El cine Luisa, otrora Roosevelt, quedó reducido a un solar yermo. No
sobrevivió ni una de sus paredes.
La Casa Mimbre, una ferretería donde vendían todo lo necesario
para el hogar, es también un solar yermo. Está cercado, y lo cuida
un sereno. ¿Qué cuida el hombre? Nadie lo sabe, es un verdadero
misterio. Aunque un rumor cobra fuerza. Dicen que allí construirán
un comercio dolarizado.
Me alejé de Atarés convencido de que la mayoría de sus
habitantes no podrán comprar en la shopping que construyan en lugar de La
Casa Mimbre. Me alejé de allí convencido de que no era el mismo
Atarés donde transcurrió mi niñez y adolescencia.
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