"Es
terrible viajar de esta manera"
Alina Gonzalo, Cuba-Verdad
CIENFUEGOS, enero - Elena, natural de Cienfuegos, prepara su equipaje para
viajar a la capital de Cuba. Dada la crisis del transporte tendrá que
hacerlo por sus propios medios. Eso significa que tendrá que pararse en
la autopista nacional, conocida popularmente como "la ocho vías",
y allí esperará a ver en qué vehículo podrá
trasladarse hasta la Ciudad de La Habana, aunque sea por tramos.
A pesar de las continuas lloviznas y que la temperatura era inferior a los
15 grados centígrados, Elena logra llegar al kilómetro 172 de las
ocho vías donde está enclavada una gasolinera, llamadas en Cuba "servicentros".
En ese lugar, después de permanecer más de dos horas, el
conductor de un auto marca Lada (de fabricación soviética)
consintió en llevarla hasta su destino.
En las cercanías de Jagüey Grande, municipio de la provincia de
Matanzas, un grupo de vendedores ambulantes ofertaban sus productos al borde de
la carretera y se les notaba temerosos, porque frecuentemente son perseguidos
por la policía que los multa y les decomisa sus mercancías.
El conductor del Lada explica que necesita agua para el radiador. "Y yo
para beber, tengo tremenda sed", le contesta Elena.
En la carretera aparece un cartel que anuncia: Cafetería Los Pinos.
Al llegar al establecimiento los dos se percatan que es una construcción
rústica cuyo mobiliario no puede ser peor. El mal aspecto delata que el
sitio es para uso exclusivo de los nacionales.
Los Pinos no tenía nada que ofertar. Ni siquiera agua para beber.
Un hombre, que esperaba que algún camionero le vendiera petróleo
a sobreprecio (quizás para usarlo como combustible en las cocinas de
keroseno, una innovación causada por la escasez), le indicó a
Elena que unos 300 metros adelante encontraría el servicentro conocido
como Oro Negro.
"Allí hay de todo, incluso agua, pero por dólares",
aclaró el sujeto.
El conductor del Lada y Elena siguieron su ruta, y pocos kilómetros
después de Los Pinos vieron tuberías rotas de las cuales brotaba
el agua a borbotones.
Al pasar por Oro Negro vieron a turistas extranjeros que llenaban de buena
gasolina sus carros rentados. Allí, con dólares, ellos pueden
adquirir cualquier alimento o servicio que necesiten.
El conductor del Lada al menos logró proveer de agua al vehículo,
sin tener que pagar en dólares. Se solucionó el problema. Se pudo
continuar el viaje.
En las cercanías de la capital cubana, en la senda contraria por la
que se deslizaba velozmente el Lada, Elena vio un grupo de personas que esperaba
por la bondad de algún conductor que les permitiera subir a su vehículo
para iniciar el recorrido en sentido contrario al de ella.
En el kilómetro 60 de la autopista nacional, un carro con matrícula
particular estaba detenido por falta de combustible. El propietario parecía
como si esperara un milagro de Dios. El combustible es racionado por el Estado,
por lo que es casi imposible que pueda recibir ayuda.
Después de un viaje caracterizado por la escasez, hasta de agua, llegó
Elena a Ciudad de La Habana.
"Es terrible viajar de esta manera" -fue lo único que Elena
declaró a su tía cuando ésta le abrió la puerta de
la vivienda.
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